Neurociencia: un paso trascendental hacia una mejor educación
- La neuroeducación es una nueva visión de la enseñanza basada en el cerebro, que si bien nos aplica a todos sin importar la edad, donde más beneficios deja es en la niñez.
- Mente, cerebro y educación son la tríada necesaria dominar, para comprender el proceso de toma de decisiones de los seres humanos, la capacidad de lectura, la comprensión de los contenidos y el razonamiento lógico.
- Comprender cómo funciona el cerebro, permitirá al educador aprovechar mejor el potencial de sus alumnos, aprovechándose de nuevas estrategias para el aprendizaje.
- Son muchos los factores que matizan el aprendizaje. Desde la nutrición hasta la emoción; desde el entorno hasta la genética. Desde lo socioeconómico hasta lo cultural.
Amigos y amigas:
Quiero felicitarles con mucho cariño y con mucho respeto por la labor que realizan en sus espacios de incidencia
Ver tantas personas del sector educativo de una ciudad, involucrados con tanto fervor en un tema neurálgico para el futuro de nuestros pueblos, como lo es la educación, es digno de un fuerte aplauso.
El desafío al que están sometidos nuestros niños en la época que les ha tocado vivir, ha transformado el entorno educativo por completo.
Y si los agentes educativos, si los maestros, los psicólogos, todo el personal que incide en la educación de un país, no se mantiene a la vanguardia, será un desafío que no podremos ganar.
Así como evolucionan las sociedades, así mismo lo hace el conocimiento; evolucionan los retos, especialmente en el sector educativo.
Es una realidad que nos llama a la acción, a gobernantes, a educadores, al sector privado, a los organismos no gubernamentales y a los organismos internacionales. Si no actuamos todos, nos vamos a quedar rezagados.
Por eso felicito este encuentro, felicito a la ciudad de Medellín y a su Secretaría de Educación, por poner este tema sobre el tapete y darle prioridad.
Y sobre todo, felicito a Cerebrum, a quienes agradezco su invitación a este país al que nos unen tantos lazos de amistad y de cooperación. Gracias por invitarnos a aprender y a mostrar con humildad algo de lo que sabemos en la República Dominicana.
Lo primero que ya sabemos es que la clave de una mejor educación está en el cerebro. Y lo segundo es que hay que desarrollar esas capacidades desde la primera infancia.
América Latina como región no podrá superar sus pobres resultados en las evaluaciones de aprendizaje, sin abordar la raíz del bajo rendimiento en matemáticas, de las limitaciones en la comprensión lectora y el mal desempeño en las áreas de ciencias.
Fíjense.
En la medida en que América Latina y El Caribe asumimos el reto de mejorar nuestros sistemas educativos, nos colocamos frente a un Goliat de grandes complejidades.
Tuvimos que trabajar para la universalización de la enseñanza, es decir, que existieran suficientes espacios educativos para que todos y todas pudiesen asistir a recibir el llamado pan de la enseñanza.
A la vez, nos tocó fortalecer y mejorar los métodos de enseñanza; Incluir alimentación escolar.
Trabajar en la mejora de las condiciones laborales de los maestros.
Insertarnos en un mundo globalizado, lo que requiere cambios sustanciales en los contenidos de la enseñanza.
En fin. Eran tantos frentes abiertos al mismo tiempo, que no nos dimos cuenta de la revolución que la neurociencia estaba trayendo al sistema educativo.
Yo les pongo de ejemplo la República Dominicana. Entre el 1996 y el 2012, nos abocamos a la mejora institucional del sector educativo. El gasto público en educación se duplicó en ese período.
Pero no fue suficiente.
El gobierno del que formo parte como Vicepresidenta, al asumir su mandato en el año 2012, se comprometió a llevar la inversión en educación al 4 por ciento del Producto Interno Bruto. Hoy en día, destinamos 2,800 millones de dólares a la educación, el equivalente al 30% del presupuesto nacional, que es lo mismo que decir, 30 dólares de cada 100 que entran al Estado Dominicano.
¿A dónde ha ido ese dinero?
A los frentes que ya les mencioné que teníamos abiertos.
A más de 10 mil aulas convertidas al formato de tanda extendida. A la construcción de cientos de Centros de Atención a la Primera Infancia, a la mejora de las condiciones laborales de los maestros, a una buena alimentación escolar, a útiles escolares y a actividades extracurriculares de calidad.
Desde las políticas sociales, hemos aportado con la implementación de un incentivo monetario para la asistencia escolar, tanto a nivel primario como secundario, que debo mencionar que ha sido clave para disminuir la inasistencia, la repitencia y la deserción a nivel escolar.
Pero nos olvidamos de la neuro-educación.
No está presente en la curricula dominicana. Como no lo está en la mayoría de nuestros países.
Y hoy en día, ya está más que comprobado, que la neurociencia es una puerta abierta para el desarrollo de toda la humanidad, porque ya venimos equipados con el más completo y sin igual instrumento para el desarrollo multidimensional: el cerebro
Y de la Neurociencia, ha surgido la neuro-educación, una nueva visión de la enseñanza basada en el órgano del cerebro, que si bien nos aplica a todos sin importar la edad, por la consabida plasticidad del cerebro, donde más beneficios deja es en la etapa que cubre desde la infancia a la adolescencia, es decir desde el preescolar hasta que concluye el ciclo escolar.
En la era en que vivimos, hay varias preguntas esenciales que un educador no puede dejar de hacerse.
¿Cómo funciona el cerebro de un niño o de un adolescente? ¿Cómo puedo generar en ellos los procesos químicos necesarios para que el aprendizaje sea más eficiente? ¿Cómo puedo interpretar ese difícil tránsito entre la infancia, la niñez y la adolescencia, para que los estudiantes no pierdan el interés por el conocimiento?
Como decía Leslie Hart, en su gran obra “El cerebro humano y el aprendizaje”, hoy en día tenemos la oportunidad de implementar un nuevo acercamiento a la educación, basado en el conocimiento científico.
Tenemos la oportunidad de ofrecer educación compatible con el cerebro.
Leslie Hart también decía que “enseñar sin saber neurociencias es como querer diseñar un guante sin saber la forma de la mano, ni como se mueve”. Eso fue en 1983, y miren donde andamos.
El cerebro dicta toda nuestra actividad mental –desde procesos inconscientes, como respirar, hasta los pensamientos filosóficos más elaborados– y contiene más neuronas que las estrellas existentes en la galaxia.
Por mucho tiempo hemos ignorado la influencia de las emociones en el aprendizaje. Los alumnos muchas veces actúan con miedo, con ansiedad o con tristeza, ignorando que el cerebro necesita las sustancias que emanan de la felicidad, el sosiego y el sentimiento de paz, para comunicar las informaciones entre las neuronas.
Hemos ignorado los elementos esenciales de la empatía, de las áreas críticas del lenguaje, de los mecanismos cerebrales de la emoción y de los circuitos neurales involucrados en ver e interpretar el mundo que nos rodea.
También hemos ignorado las experiencias sensoriales, que incrementan las conexiones sinápticas en el cerebro, y por ende, facilitan la absorción del conocimiento.
Por eso es que se aprende más de una experiencia que de lo que se lee. Y sin embargo, casi la totalidad del aprendizaje sucede dentro del salón de clases.
Y no puedo dejar de mencionar el impacto de las relaciones sociales en la educación. Cuando existe aislamiento, “bullying” o los problemas de violencia en el hogar, se afectan las neuronas del hipocampo, lo que conlleva afectación en la memoria y por ende, hay menos aprendizaje.
Estas son solo algunas muestras de la incidencia de la neurociencia en la educación, que demuestran por qué debemos darle prioridad al tema.
No solo en Medellín, no solo en Colombia, en toda la región.
Y esto es un esfuerzo que requiere de la voluntad de todos y de todas.
Amigos y amigas:
Si bien el desafío científico que plantea la neuro-educación es inmenso, lo es también el reto que enfrentan Ustedes, los maestros y agentes del sector educativo.
Es necesario aprender los procesos cerebrales, para generar ese diálogo tan necesario entre la neurociencia y la educación.
Y aunque crean Ustedes que tomará mucho tiempo comprender el vasto universo que es el cerebro humano, la información que tenemos hoy en nuestras manos, nos sirve para construir un salón de clases que aproveche mejor el talento de los estudiantes.
El reto de nuestra región es comprender que la educación, la creatividad, la innovación, la ciencia y el capital humano y social, son la clave del desarrollo de los países en el siglo XXI.
Quizás habrán escuchado de Facundo Manes, neuro-científico argentino que ha impulsado el estudio de esta ciencia. Él dice que hoy en día, los países más desarrollados y aquellos que aspiran a serlo apuestan a consolidar sociedades del conocimiento.
Y que para ello, nuestro capital mental, es decir, los recursos cognitivos y emocionales para desarrollar el potencial de cada ciudadano, es la herramienta que más debemos cuidar y estimular.
El conocimiento es la gran apuesta de América Latina y El Caribe para este siglo XXI. Para acabar con la miseria, con la pobreza y con la exclusión, necesitamos hacer realidad un nuevo paradigma en la educación, de la mano de la neurociencia
La historia confirma que el conocimiento es la piedra angular del desarrollo. Les pongo un ejemplo: en 1970, Ghana y Corea del Sur tenían un nivel similar de ingreso per cápita.
Sin embargo, en 2013, el ingreso per cápita de Corea ya era 14 veces mayor que el de Ghana. ¿La razón? Una inversión constante en el uso y la organización del conocimiento, que se refleja en todo el sistema educativo de Corea del Sur y en los más de 400 centros públicos de investigación que existen allí.
Usted pregunta por la neurociencia en ese país, y la ve aplicada en todas partes.
¡Hagamos lo mismo!
Así viviremos en mejores países. El conocimiento y la democracia, el conocimiento y el bienestar, son conceptos que interactúan en un circulo virtuoso.
Todos debemos unirnos en ese propósito. Cuando el Gobierno, el sector privado, la academia y la sociedad civil se unen en torno al conocimiento, el progreso social y económico es inexorable.
Como decía Facundo Manes: “sólo el conocimiento nos permite anticipar las crisis, reducir brechas sociales y económicas, aprovechar oportunidades y agregar valor a lo que producimos.”
Queridos amigos y amigas:
Mente, cerebro y educación son la tríada que es necesario dominar, para comprender el proceso de toma de decisiones de los seres humanos, la capacidad de lectura, la comprensión de los contenidos y el razonamiento lógico.
Hoy en día, las investigaciones científicas comprueban, que el terreno donde se pueden obtener cambios más relevantes gracias a la neurociencia, es en las matemáticas y en la lectura, justo nuestras áreas de rezago en América Latina y El Caribe, conforme evaluaciones de PISA.
Para obtener esos cambios, es esencial elevar el perfil de los educadores, de Ustedes, que son los agentes que propician cambios en nuestros sistemas educativos.
Y todo comienza porque aprendan la relación entre cerebro y aprendizaje, y su impacto positivo en el desarrollo humano.
Hay que comprender cómo funciona el cerebro, cómo funcionan sus partes, la memoria operativa, cuáles son los factores químicos que inciden en el aprendizaje, cómo trabajan las emociones en el ser humano. Todo eso permitirá al educador aprovechar mejor el potencial de sus alumnos, aprovechándose de nuevas estrategias para el aprendizaje.
Déjenme decirles que hoy he venido a aprender todo eso con Ustedes. Para llevar a la República Dominicana este enfoque de trabajo, en el que creo desde hace muchos años.
Estoy convencida de que la neurociencia ha venido a cambiar todos los aspectos de la vida como la conocemos, y donde más impacto puede tener, es justamente en la educación.
Son muchos los factores que matizan el aprendizaje. Desde la nutrición hasta la emoción; desde el entorno hasta la genética. Desde lo socioeconómico hasta lo cultural.
Tenemos que dominar estos conceptos y revolucionar la educación en nuestra región.
Porque solo así dejaremos de ser la región más desigual del planeta. Solo así podremos sacar a nuestros pueblos de la pobreza. Solo así alcanzaremos el verdadero desarrollo.
¡Gracias Medellín! Ciudad culta, innovadora y educada, por recibirnos en este día. Felicidades a todos por este trascendental paso hacia una mejor educación.
¡Qué Dios les bendiga!
Muchas Gracias.