El desarrollo rural como puente hacia el ODS 2 «Hambre Cero»
- Pero me gustaría llamar la atención sobre la perenne necesidad de recuperar el potencial perdido de las mujeres en la agricultura, una situación que la FAO ya ha dicho que «no puede seguir siendo tolerada en la región».
- La mujer participa en la agropecuaria con fuertes desigualdades, con menos acceso al crédito, a la titularidad y, en general, a los canales productivos. Es parte de lo que las hace pobres a ellas y a sus familias, y no podemos permitir que continúe.
- También es urgente la tecnificación y el trabajo asociativo en las zonas rurales. Desde los Centros Tecnológicos Comunitarios, propiciamos que jóvenes aporten soluciones para el regadío, el abono y la cosecha eficiente, creando aplicaciones tecnológicas útiles para los agricultores de sus comunidades.
Honorable Señor Andrew Holness, Primer Ministro de Jamaica;
Honorable Señor Karl Samuda, Ministro de Industria, Comercio, Agricultura y Pesca de Jamaica;
Honorable Señor José Graziano da Silva, Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO);
Honorable Señor Hugo Martínez, Presidente Pro Témpore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños y Ministro de Relaciones Exteriores de El Salvador;
Honorable Señor Donovan Stanberry; Secretario Permanente del Ministerio de Industria, Comercio, Agricultura y Pesca de Jamaica;
Honorable Señor Julio Berdegué, Asistente del Director General de la FAO y Representante Regional para América Latina y El Caribe, Honorables Ministros de Agricultura, Miembros del Cuerpo Diplomático y de organismos internacionales;
Distinguidos Representantes y equipo de la FAO;
Funcionarios del Gobierno de Jamaica;
Miembros de la prensa;
Amigos y amigas:
Me complace acompañarlos en esta mañana de calor tropical, para dar inicio a esta Conferencia Regional, porque estoy convencida de que lo que se discutirá aquí, en estos días, es esencial para el presente de la humanidad, en especial, para Latinoamérica y El Caribe.
Quiero agradecer al Gobierno de Jamaica por este cálido recibimiento, muestra inequívoca de la hermandad que nos une y del aprecio sincero que nos profesamos ambos países.
El hambre es el escándalo moral de nuestros tiempos. No hay una descripción más atinada que esa del Papa Francisco.
Y a ese escándalo, nosotros estamos llamados a ponerle fin, con todas nuestras fuerzas y energía, con nuestra determinación y compromiso.
No se justifica, de ninguna manera, en un mundo en el cual la riqueza continúa creciendo significativamente, donde los países de ingreso mediano hemos recuperado terreno frente a los países de ingreso alto, que aún persistan problemas en torno a la alimentación.
Para enfrentar esta realidad, se requieren acciones contundentes por parte del Estado, pero también de parte del resto de la sociedad.
Puedo presentar el ejemplo de la República Dominicana, donde hemos podido avanzar significativamente.
Las “visitas sorpresa”, que sirven para que cada domingo el Presidente acuda a una comunidad a llevar apoyo a sectores productivos, ha resultado en un mayor aporte de la agricultura al PIB y en el aumento moderado del consumo per cápita de alimentos.
Hasta el domingo pasado, ya han sido 1,464 proyectos los que han recibido el apoyo directo de nuestro Presidente, a través del Presupuesto Nacional.
Hoy en día contamos con 450 mil pequeños productores en todos los subsectores productivos, que cubren el 85% de la canasta básica para dominicanos y turistas. Un logro significativo que, por una parte, se ha debido a las políticas de promoción de la agropecuaria que ha implementado el Presidente Danilo Medina y el Gobierno que le acompaña.
Otras acciones también han aportado a este logro.
Por ejemplo, el proyecto de Casas Sombra e Invernaderos, un sistema de producción que ha sido útil en zonas de mucha radiación solar. Con el apoyo de FAO, a la fecha se han desarrollado 14 Casas Sombras con familias de PROSOLI y estamos ampliando la intervención para cubrir todos los municipios.
De igual forma, el importante rol de la agricultura familiar en esta mejora de las capacidades productivas de la República Dominicana.
Como Embajadora Extraordinario de la FAO, tengo un doble compromiso en esta materia, por eso, hemos trabajando intensamente para integrar a la producción de huertos familiares a 183 mil familias de Progresando con Solidaridad, quienes se han sumado a sembrar sus predios para el auto consumo y la generación de ingresos.
Otras más se han dedicado a la cría de animales o han incursionado en la acuicultura, la lombricultura y la producción con invernaderos.
Todas con éxito y con la satisfacción de saber que haciendo parir la tierra, brindan mejores condiciones de vida a sus familias y aportan al desarrollo del país.
Es un proyecto del cual, en lo personal, me siento muy orgullosa, porque, como dice el viejo adagio, enseña a pescar, en lugar de entregar el pescado.
Asimismo, las exportaciones de productos agropecuarios han crecido, superando los dos mil millones de dólares al año. Un ejemplo de ello es el aguacate, del que ya exportamos 47 millones de unidades cada año.
También, hemos aprobado recientemente la Ley de Soberanía Alimentaria, que nos dota de un marco jurídico efectivo para la seguridad alimentaria.
Finalmente, me permito resaltar, y poner a la disposición de Ustedes, el proceso que hemos realizado de la mano de la FAO, para generar una hoja de ruta hacia la consecución del ODS 2, que como saben, aspira a un mundo de hambre cero.
Ha sido un proceso participativo extraordinario, donde la sociedad dominicana ha elevado su voz para identificar las acciones que todos debemos emprender, para este importante objetivo.
Amigos y amigas:
Mi amigo José Graziano da Silva insiste siempre en sus discursos en la necesidad de invertir en seguridad alimentaria y en desarrollo rural.
Ese llamado, como Ustedes saben, trae consigo una innumerable cantidad de retos y acciones a implementar, los cuales, afortunadamente, estamos en toda capacidad de emprender.
Pero me gustaría llamar la atención sobre tres en particular. El primero de ellos, la perenne necesidad de recuperar el potencial perdido de las mujeres en la agricultura, una situación que la FAO ya ha dicho que “no puede seguir siendo tolerada en la región”.
Al igual que en todos los ámbitos de la sociedad, la mujer participa en la agropecuaria con fuertes desigualdades, con menos acceso al crédito, a la titularidad y, en general, a los canales productivos. Es parte de lo que las hace pobres a ellas y a sus familias, y no podemos permitir que continúe.
El segundo punto es la urgencia de invertir en la resiliencia de los sectores productivos, especialmente en momentos en los cuales el cambio climático y los continuos desastres naturales, amenazan con echar hacia atrás los avances que hemos obtenido.
Aquí se requiere de toda nuestra creatividad para fortalecer los sistemas de mitigación de desastres y, de alguna manera, “blindar” la agropecuaria ante esta realidad, que no puedo dejar de mencionar, que se vive con mayor preocupación en esta zona caribeña.
El tercero es la urgente necesidad de la tecnificación y el trabajo asociativo en las zonas rurales. Aquí es elemental que aprovechemos el talento que existe en las comunidades, impulsando que los miembros de la comunidad aporten soluciones a estos problemas. Nosotros lo hemos hecho desde los Centros Tecnológicos Comunitarios, propiciando que muchos jóvenes aporten soluciones para el regadío, el abono y la cosecha eficiente, creando aplicaciones tecnológicas útiles para los agricultores de sus comunidades.
Para esto, y para todo lo que se requiera, pueden contar con nosotros, porque juntos podemos lograr mucho más, para Jamaica, para la República Dominicana, para toda la región.
Saludo este encuentro y felicito el compromiso que hoy reforzamos en todos nuestros países.
Pido a Dios nos ilumine y haga arder la llama de la solidaridad en nuestros corazones, para de una vez y por todas, erradicar el hambre en América Latina, El Caribe y el mundo.
¡Muchas gracias! ¡Qué Dios les bendiga!