Hacia una cultura de la felicidad y el bienestar laboral
- Levantarse cada día con el deseo de llegar a nuestro puesto de trabajo y sentir que estamos trascendiendo y aportando a una causa justa, es la verdadera felicidad.
- Llevar a cabo un buen trabajo se logra cuando creemos en los valores de nuestra institución, cuando hay una cultura organizacional adecuada, que privilegia el trabajo en equipo, la colaboración y la innovación constante.
- En poco tiempo vamos a generar una verdadera cultura de la felicidad y el bienestar laboral, que comienza a partir de hoy, con ustedes, que han sido escogidos de entre los casi 4 mil empleados de nuestras instituciones, para ser los pioneros de esta nueva cultura institucional.
Desde hace un tiempo, he estado documentándome y estudiando sobre todo lo referente a la felicidad en el trabajo y el bienestar laboral, porque estoy convencida de que la mejor forma de hacer un buen trabajo es amando lo que hacemos.
Levantarse cada día con el deseo de llegar a nuestro puesto de trabajo y sentir que estamos trascendiendo y aportando a una causa justa, es la verdadera felicidad.
Llevar a cabo un buen trabajo se logra cuando creemos en los valores de nuestra institución, cuando hay una cultura organizacional adecuada, que privilegia el trabajo en equipo, la colaboración y la innovación constante.
Porque nuestras capacidades no se limitan a lo que está escrito en un currículo. Cada día tenemos que aprender algo nuevo y ser mejores que ayer.
Por eso me he empeñado en crearles un ambiente de trabajo que potencia el talento de cada colaborador o persona que impacten yendo más allá de sus capacidades formales.
Hoy más que nunca, se necesita sentirnos respaldados por una institución que valora a su principal activo, que es su capital humano, su gente.
Es por ello que no podemos hablar de una institución moderna y enfocada hacia la calidad, sin hablar de las características principales que generan bienestar y felicidad en el puesto de trabajo.
Ya no se trata tan solo del salario económico, necesitamos un salario emocional, que tome en cuenta nuestras metas personales, el balance entre familia y trabajo y, sobre todo, que existan las condiciones emocionales necesarias para aprender a administrar la ansiedad y el estrés, producto de la vida misma, y que no nos dominen ni nos hagan enfermar.
Una tercera parte de nuestras vidas está dedicada a nuestro empleo. ¿Quién ha dicho que deba ser una fuente de molestia, de enfermedades y de infelicidad?
La felicidad y el bienestar laboral aumentan la productividad, mejora la calidad de vida de nuestros colaboradores, reduce el ausentismo y la rotación de personal, incrementa el compromiso de los colaboradores, mejora el clima laboral y aumenta la confianza entre los compañeros de trabajo.
Con tantos beneficios: ¡debimos comenzar antes a hablar de felicidad y bienestar laboral!
Pero nunca es tarde si la dicha es buena.
Lo que estamos iniciando hoy es una verdadera revolución en la administración pública.
La Vicepresidencia y el Gabinete Social serán el modelo a seguir por todas las instituciones del Estado y, por qué no, también por organizaciones privadas.
En poco tiempo vamos a generar una verdadera cultura de la felicidad y el bienestar laboral, que comienza a partir de hoy, con ustedes, que han sido escogidos de entre lo casi 4 mil empleados de nuestras instituciones, para ser los pioneros de esta nueva cultura institucional.
Es un reto enorme.
Pero yo confío plenamente en la capacidad de ustedes, que serán verdaderos multiplicadores de esta iniciativa.
Y confío en la extraordinaria capacitadora y gestora de esta iniciativa, Martha Beato. Es un verdadero privilegio tenerte con nosotros y que recibas este lienzo en blanco, para pintar todas las grandes ideas de felicidad y bienestar laboral que juntas hemos compartido durante tanto tiempo. ¡Gracias Martha!
Queridos colaboradores:
El concepto que engloba la felicidad y el bienestar laboral nos ofrece la oportunidad de transformar las relaciones laborales en todas nuestras instituciones, lo que resultará en un mejor servicio para la población y un mayor reconocimiento de todo lo que hacemos, que es bastante.
Ustedes saben que desde mi llegada a la Vicepresidencia y al Gabinete Social, hemos hecho un enorme esfuerzo por impulsar la cultura de la calidad y la innovación en todo lo que hacemos.
Pero me parece un desafío interesante la idea de generar un equilibrio correcto en el ambiente laboral público, un espacio que está tan permeado por las pasiones y las incertidumbres políticas y por una cultura que no privilegia la eficiencia y la calidad del servicio.
Desde que ingresé al sector público he podido constatar las 3 dimensiones del trabajo: planes institucionales, talento para llevarlos a cabo y el ambiente laboral necesario para lograrlo.
Pero por años estas tres dimensiones han funcionado de manera aislada.
Por un lado, está lo que nuestra institución necesita, es decir, las metas y objetivos, los planes operativos y estratégicos, las tareas a desarrollar para cumplir la razón por la que fuimos creados.
Del otro lado, vemos los anhelos de nuestro talento, de las personas que conforman esta institución, su potencial, la realidad social en la que viven, sus expectativas, el reconocimiento a su labor y las oportunidades que les podemos otorgar.
Entre ambos, está el ambiente laboral, las condiciones de trabajo, las normas grupales, el trato justo, la justicia y la equidad dentro de la organización.
Por mucho tiempo, se ha dejado solo a Recursos Humanos la preocupación de las condiciones de los colaboradores, cuando en realidad, es una labor de todos, que debe ser coordinada desde Recursos Humanos y es lo que hemos venido implementando desde la integralidad del ser humano, en este caso como empleado y colaborador.
Agradezco la excelente labor que ha realizado la Directora Interinstitucional de RRHH, la Licda. Nereyda Rodríguez, quien ha sido capaz de seguirme el paso que le he marcado y saber llevar a la práctica todas las ideas y acciones que he querido realizar para beneficio de todo mi personal.
Y es que siempre se ha pensado, erróneamente, que como el trabajo es una necesidad para el empleado, su rol es cumplir las metas y adaptarse a las condiciones existentes. Y el resto de la institución debía enfocarse completamente a los objetivos planificados. Nada más.
Pero las generaciones actuales hemos hecho conciencia, me incluyo, de que necesitamos y queremos ser parte de una organización que no se olvide de que los seres humanos no tenemos un interruptor para dejar nuestras emociones en la casa y convertirnos en máquinas sin sentimientos en el espacio de trabajo. Somos seres humanos todo el tiempo.
Esta iniciativa profundizará sobre ese entramado emocional y sus repercusiones en el área de trabajo.
Vamos a fortalecer los servicios que hemos venido entregando a ustedes para mejorar la salud y la seguridad de nuestro equipo de trabajo.
Vamos a seguir potenciando la imagen de la empresa, elevar el orgullo de cada uno de ustedes y generar un sentimiento de pertenencia hacia la institución y hacia lo que hacemos, independientemente de la vorágine política desmotivadora que se vive cada 4 años.
Vamos a aumentar la motivación y el compromiso de los equipos, a fidelizar y a potenciar el talento de cada uno de nuestros colaboradores.
Vamos a alinear expectativas, a elevar la confianza y a construir puentes de colaboración indestructibles.
En fin, vamos a transformar, para siempre, la forma en que se trabaja en la administración pública.
El deseo de transformar el país, el compromiso con nuestros ciudadanos y la pasión por lo que hacemos, la vamos a llevar al 100%.
Hagamos de nuestro trabajo un motivo de satisfacción y gratitud hacia la vida.
¡Qué nuestro trabajo agregue valor a nuestras vidas! Y se refleje en los demás.
Esa es la clave.
¡Felicidades! Y gracias por aceptar este reto. ¡Manos a la obra!