¿Una década perdida?
Los principales organismos internacionales que tienen incidencia en la región de América Latina y El Caribe han publicado sus cálculos que indican que el PIB per cápita de la región retrocederá a los niveles del 2010, debido a los efectos económicos de la pandemia. Desde ya podemos hablar de una década perdida, debido a que el esfuerzo realizado por muchos países para obtener desarrollo económico y social se ha perdido por los efectos de una crisis que afectará el PIB per cápita de 9 de cada 10 países en todo el mundo.
El colapso del comercio mundial, el desplome del turismo, la caída de las exportaciones, la disminución de la inversión extranjera y del flujo de capitales a la región y al país, son solo algunos de los efectos negativos causados por el COVID-19 que han puesto en riesgo el gran avance de los últimos 10 años.
De acuerdo con la CEPAL, en la medida en que continúa el avance del coronavirus se va intensificando la crisis en la región, que ya supone la peor contracción de los últimos 100 años. Las decisiones populistas de algunos gobiernos han acentuado la crisis, lo que ha llevado a revisar las estimaciones de variación del PIB hacia la baja.
Nos preocupa sobremanera la proyección de la población en situación de pobreza que, sin dudas, aumentará debido a los efectos del COVID. La CEPAL proyecto un aumento de la pobreza en la región a un 37,3% y la pobreza extrema a un 15,5%. A esa realidad debemos sumarle el fuerte golpe que recibirán las clases medias, debido al cierre de las MIPYMES y la parálisis económica que aún persiste.
Eso ha llevado a insistir cada vez más en la necesidad de políticas sociales universales, progresivas y distributivas, tal y como lo plantean varios organismos de la región. Progresando con Solidaridad y Quédate en Casa han sido ejercicios exitosos en la búsqueda de un ingreso básico que satisfaga las necesidades básicas de la población, que deberán mantenerse hasta tanto el país retorne al sendero de crecimiento económico y disminución del desempleo que se observaba previo a la crisis del coronavirus.
La política social es el cauce principal para conservar parte de los logros alcanzados durante la última década, de manera que no se pierda todo lo que el país ha obtenido como retorno de la inversión social. En la medida en que se genera un pacto para proteger lo que existe, la recuperación será más rápida y el impacto económico será más leve.
Que esta sea o no una década perdida dependerá mucho de las políticas que implementará el próximo gobierno que inicia el 16 de agosto, pero quienes ejercerán la oposición, las organizaciones no gubernamentales, los grupos de presión y los empresarios, también jugamos un rol fundamental en moldear la estructura económico y social que sostendrá al país mientras dure esta crisis y la que vendrá después.
Como sociedad, debemos estar preparados para una batalla larga, donde la unificación de criterios y el trabajo mancomunado serán la clave para la recuperación. Cada ente de la sociedad debe asumir su responsabilidad, con criterio y entrega, para que esta no pase a ser una década perdida, por lo menos, no del todo.