Transformación partidaria
Con el inicio del IX Congreso dedicado a José Joaquín Bidó Medina, el Partido de la Liberación Dominicana da inicio a un proceso de transformación partidaria que sentará las bases para volver a conectar con los anhelos y deseos de la población dominicana, a la vez que preparará a la estructura partidaria para ejercer un rol opositor productivo y en pos de los mejores intereses del país.
La introspección nunca es un proceso sencillo para ninguna organización. Resulta mucho más difícil para las organizaciones políticas porque hoy en día, en todas las latitudes, están sometidas al cuestionamiento de la sociedad y se enfrentan a grandes cambios sociales que han impactado la forma como las organizaciones se comunican con los ciudadanos.
El resto es interesante. El partido se enfrenta a tres grandes brechas que debe abordar de manera transversal. La brecha generacional, porque mientras ejercíamos la labor gubernamental fue creciendo una nueva generación de jóvenes interesados por la política que no encontraron en el PLD el río a donde llevar su cauce; la brecha tecnológica y de innovación, porque en 16 años continuos de gobierno la forma de hacer política cambió sustancialmente y el partido necesita adecuar sus métodos a esta renovada realidad. Y, finalmente, la brecha de género, porque si hay una realidad innegable es que las mujeres cada día más trabajamos con ahínco para obtener un espacio en la política y en la toma de decisiones, y el PLD debe mantenerse a la vanguardia de esa realidad.
Al mismo tiempo, la organización tiene que entender un proceso que resulta normal en una institución que ha sido exitosa en la aplicación de sus métodos de trabajo. Para muchos, lo que convirtió al PLD en la organización política más importante del país en el pasado, es lo mismo que le devolverá su sitial en los próximos torneos electorales. No necesariamente. En el PLD hay que armonizar lo que fuimos con lo que queremos ser, porque la mística de un partido de cuadros donde todo el mundo se conocía no volverá a suceder, pero sí podemos aspirar a una organización más ágil, más pequeña y comprometida.
La transformación más importante que debe acometer el PLD es la definición clara de la condición de militante y la de simpatizante, que ya ha sido discutida en Congresos anteriores, pero que nunca fue asumida por la estructura. Los derechos y deberes del militante, que es quien le puede dedicar más tiempo que el que le sobra a la organización, deben ser distintos a los del simpatizante, que es quién asume un compromiso menor con los objetivos partidarios.
El IX Congreso Ordinario es la oportunidad para desarrollar amplias discusiones sobre este y otros temas, comprender el rol del PLD en una sociedad renovada y que cambiará aún más, debido a los efectos de la crisis generada por la pandemia de COVID-19. En la base de la tarea que hemos asumido está la necesidad de establecer mecanismos para escuchar a todos los estamentos de la sociedad, disponer de personas dedicadas exclusivamente a la tarea partidaria y, claro está, tomar las medidas propias de un régimen de consecuencias frente a quienes le han fallado a los principios partidarios.
Toda la estructura del PLD debe dedicarse en cuerpo y alma a la tarea de transformar al PLD, con honestidad y sentido autocrítico, con el deseo de aportar y escuchar más y hablar menos, reconociendo aquellas tareas donde fallamos y tomando las medidas para no volver a equivocarnos. Ese es el espíritu de quienes vivimos comprometidos con aportar, guiados por el Boschismo y sus enseñanzas.