Educación en la covidianidad

En momentos tan excepcionales como los que vivimos, hay que recordar que la sociedad comparte responsabilidad sobre una multiplicidad de temas, que descansan en partes iguales sobre los hombros de quiénes están en lo público y los que están en lo privado. La educación es una de esas responsabilidades compartidas. El retorno a las clases, aún en el formato que se ha decidido, debe contar con el apoyo de toda la población y con la disposición de sacar adelante este proceso, conscientes de que constituye un gran reto para el país.

Poner en una balanza la salud de los dominicanos y dominicanas y equilibrarla con la necesidad de educar a nuestros hijos, es una decisión difícil, que requiere mucho análisis y prudencia. Luego de 8 años de gobierno en los cuales el sector educativo recibió enormes inyecciones de recursos económicos para su desarrollo, nos enfrentamos a la posibilidad de que se pierdan muchos avances, debido al impacto de la pandemia del COVID-19.

El Ministerio de Educación ha tomado la decisión menos arriesgada, puesto que mantener a los niños y niñas en sus casas, disminuye las posibilidades de un contagio. Pero, la televisión y la radio como herramientas educativas tienen sus limitantes, puesto que el sujeto es pasivo y la eficiencia depende mucho de la atención que se pueda prestar al recurso audiovisual.

Ahí entra el papel fundamental de la familia en esta tarea. Más que antes, debemos reivindicar el papel de los padres en la educación de los hijos, pero a la vez facilitarles el proceso, tomando en cuenta que la reactivación económica ha llevado a muchos padres y madres a retomar sus empleos de manera presencial o a reactivarse en el mercado informal.

Es preocupante, entonces, que la decisión del Ministerio de Educación de mantener a los niños y niñas en los hogares para recibir la enseñanza no haya sido acompañada de medidas por parte del Ministerio de Trabajo que alivien la situación de los padres y las madres y les permitan ejercer un rol más activo en la enseñanza. Más aún, el mismo Ministerio de Administración Pública ha hecho un llamado a todos los servidores públicos para que retomen sus labores de manera presencial.


Este, sin lugar a duda, es uno de los escollos más importantes para el éxito de este plan. ¿Cómo se harán los padres para supervisar a los niños tomando las clases si no están en el hogar? Pero, además, el anuncio de que los programas Quédate en Casa, FASE y Pa’ Ti concluirá en el mes de diciembre, seguramente generarán un impacto negativo en las familias de escasos recursos, que a partir de enero tendrán que buscar otros medios para compensar sus ingresos, viéndose obligados a dejar a los niños y niñas solos en el hogar.

En el mediano plazo, nuestro objetivo común debe ser recuperar, en la medida de lo posible, las clases presenciales. La televisión y la radio como recursos pedagógicos no son lo ideal, aunque sea ahora mismo una opción viable. El Ministerio de Educación debe dedicar todo un equipo de trabajo a identificar formas viables para un modelo semi-presencial a partir del próximo año, porque de lo contrario, vamos a generar una gran brecha social que nos tomará décadas cerrar. 

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