La educación en una encrucijada
Los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana hicieron un verdadero compromiso con el Pacto Educativo y con la inversión del 4 por ciento del producto interno bruto para la educación y la docencia de excelencia.
Invertir el 4% del PIB en la educación es la mejor inversión que podemos hacer por el presente y el futuro de nuestro país, lo que requiere un verdadero compromiso político y técnico con políticas públicas adecuadas para que la inversión sea correcta.
Cuando se aplicaba el 4% del PIB correctamente, mejoramos en la cobertura escolar, aumentó la incidencia de la jornada extendida, los estudiantes recibían desayuno, almuerzo y merienda, y, sobre todo, una enseñanza de mejor calidad que nos llevaba a elevar los estándares, en lugar de disminuirlos, como hace ahora el Ministerio de Educación.
Algunas evidencias de esta inversión: 1 de cada 3 aulas que hay en el país fueron construidas por el período gubernamental 2012-2020, la mejora sustancial del salario y bienestar de casi 100 mil docentes a nivel nacional, la integración de más de 12 mil nuevos maestros al sistema educativo, y muchos logros más.
A pesar de que todo el país reconoce la importancia de la educación, las evidencias demuestran que la la inversión pública en educación tuvo en el 2021 la menor inversión de los últimos 8 años, con un 3.49% del PIB. Es decir, la educación ha dejado de ser una prioridad.
Esto se traduce en obras públicas en el área de educación que están paralizadas; en un programa de Jornada Escolar Extendida que está paralizado, en el desastre de los concursos de oposición docente, en la ineficiencia de los programas de atención integral a la primera infancia, en la disminución de la inversión en la calidad de los docentes, en fin, hemos dado pasos hacia atrás que ponen en riesgo las grandes inversiones realizadas en el pasado.
Es por ello que la educación está en una encrucijada, caminando hacia atrás.
En lugar de destinar fondos a la calidad docente, se privilegian acciones que tienen poco o nulo impacto en la calidad de los estudiantes. No hay planes concretos y se mantiene una actitud reaccionaria constante, en lugar de una visión de futuro sustentada en las políticas públicas.
Hay que exigir acciones urgentes en el sector educativo con miras al próximo año escolar, para corregir las carencias que ponen en juego el futuro de los hijos e hijas de esta tierra. Estamos ante una involución inaceptable.
Ya el COVID 19 ha generado fuertes rezagos para la educación en todo el mundo, que a esto se sume la ineficiencia estatal, entonces estaremos ante una catástrofe en el sistema educativo que requerirá de décadas de mucho trabajo e inversión. Evitemos eso.