Big Data y la lucha contra la COVID-19
Durante nuestros años al frente del Gabinete de Coordinación de Políticas Sociales, tuvimos muy claro el valor y la importancia del uso de la información para crear políticas públicas y proyectos, conforme la realidad de la ciudadanía (que estaba evidenciada en esos datos obtenidos).
Fue gracias a la “Big Data”, levantada a través de los estudios de hogares realizados con el Sistema Único de Beneficiarios (SIUBEN), que logramos categorizar y estudiar los datos de cada hogar dominicano vulnerable, traducidos en índices de situación como el ICV (Índice de Calidad de Vida), y posteriormente el IVACC (Índice de Vulnerabilidad Ante Choques Climáticos), ambos claves para la identificación de factores de pobreza y la elaboración de políticas de protección social.
La creación de estos índices de pobreza, que dicho sea de paso sirvieron de ejemplo en América Latina para la identificación y el análisis de la situación de vulnerabilidad de los hogares, fue la base científica que nos permitió, en tiempo récord, crear de forma efectiva programas como “Quédate en Casa”, necesarios para la estabilidad económica de los menos favorecidos durante el tiempo de confinamiento por la pandemia.
Este es un ejemplo de cómo la información masiva se pone al servicio de la política del Estado, de acuerdo a la necesidad y la realidad de los segmentos vulnerables. Sin embargo, la información, si no es bien analizada, sirve de poco. Los logros obtenidos por el SIUBEN, como sistema de información, no hubiesen sido posibles si los datos no hubieran sido correctamente categorizados y escudriñados.
En ese sentido, así como lo expuesto anteriormente es un caso de éxito en la recolección y manejo de la información, otras iniciativas, con el uso de la inteligencia artificial y la tecnología “machine learning”, pueden convertirse en la punta de lanza para, no solo crear estrategias de acción inmediata, sino también para predecir eventos y fenómenos futuros. Aspecto que gana alta relevancia en un contexto de crisis sanitaria y económica.
En el escenario internacional, ya existen avanzados ejemplos de cómo naciones y grandes empresas han garantizado el éxito de sus operaciones mediante la llamada “escucha predictiva”, que no es más que un análisis de tendencias de cualquier ámbito de interés a través de la investigación y estudio científico de la Big Data.
En República Dominicana, con la inauguración en abril del presente año del centro de inteligencia sanitaria, C5i, ya hemos dado un paso contundente para el acceso a información masiva y el análisis de la misma. Se creó con la visión de tener un centro de comando único en el que se pueda analizar toda la situación de COVID-19 en el país, creando perfiles epidemiológicos para la toma de decisiones de Estado.
Este centro, al igual que el trabajo realizado en el SIUBEN y los proyectos de desarrollo y estudio de inteligencia artificial, maching learning y metodología maker que implementamos desde la Vicepresidencia de la República en nuestra gestión, deben ser continuados, conservados y desarrollados a su máxima expresión, si se quiere que la República Dominicana pueda mantener en el futuro el crecimiento económico y social hasta ahora presentado.
Está claro que si como país no formamos parte activa de la llamada Cuarta Revolución Industrial, que son las nuevas tecnologías, a través de la capacitación y la inversión, nos quedaremos atrás no solo en aspectos de brecha digital, sino también en desarrollo económico y lucha contra la pobreza.