La fórmula Arria
Listín Diario / Opiniones
Autora: Margarita Cedeño de Fernández
Diego Arria fue un Embajador de Venezuela que en 1992, siendo Representante de dicho país ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, ideó un nuevo formato de reuniones para dicho órgano que buscaba flexibilizar el marco de intercambios que suceden en tan importante espacio de diálogo y cooperación.
En aquella época, el conflicto en Los Balcanes, conocido también como Las Guerras Yugoslavas, motivaron al Embajador a generar un acceso directo e informal al Consejo de Seguridad para las principales víctimas del conflicto, que eran los bosnios musulmanes. Según el mismo Embajador Arria, la primera reunión en este formato sucedió en un ambiente informal, donde los miembros del Consejo de Seguridad se tomaron un café con un sacerdote franciscano croata, el padre Jozo Zovko.
La Fórmula Arria supone la primera y más significativa apertura del Consejo de Seguridad de la ONU, que ha sido “habitualmente acusado de hermetismo”. Se trata de una apertura al intercambio democrático que a partir de entonces ha quedado instaurado como un método de trabajo que ofrece a personas interesadas la oportunidad de dialogar con los altos representantes de los gobiernos y las organizaciones internacionales, para colocar temas de la más alta relevancia en el radar del Consejo de Seguridad.
Este formato se ha utilizado, por ejemplo, en el abordaje de la situación en Venezuela, y por igual para dar relevancia a temas de tanta urgencia como la situación del Apartheid en Sudáfrica. En ambos casos, se invitaron a miembros de la sociedad civil a que presentaran su testimonio sobre las condiciones económicas, sociales y políticas de sus respectivos países. Se han tratado otros casos interesantes con esta fórmula, como el de Palestina, la estabilidad en África, la situación de Siria y del Sáhara Occidental, por mencionar solo algunos.
Y aunque la Fórmula Arria sirve exclusivamente para debatir y discutir, no se puede negar que el intercambio entre partes que no son miembros del Consejo de Seguridad, permite enriquecer la discusión y contribuir a agilizar la toma de decisiones.
La necesidad de reformar algunos procedimientos de la Organización de las Naciones Unidas ha sido una discusión constante en el derecho internacional, para que pueda responder mejor a los retos de un mundo globalizado, con un eje de poder que se ha movido hacia otras latitudes y con nuevos retos geopolíticos que demandan acciones innovadoras.
Tal y como sucede con la Fórmula Arria, las Naciones Unidas deben incentivar un diálogo directo con los distintos agentes implicados en un conflicto o situación, desde altos representantes de los gobiernos a organizaciones internacionales, que facilite a los miembros de los distintos organismos internacionales, tomar decisiones informadas de asuntos relevantes.
La diplomacia, si bien es formal, nunca debe dejar de lado su conexión con los conflictos diarios de las personas, como parte de la metodología para el análisis y la resolución de conflictos. La República Dominicana, en su condición de miembro del Consejo de Seguridad por dos años, adopta una política de promoción de la apertura de este organismo al contacto con las poblaciones víctimas de situaciones que atañen al derecho internacional. Es uno de los legados más importantes que puede dejar el país, para el Consejo y para nuestras instituciones. Un honor para el género ser la primera en participar.