La crisis del COVID-19, soluciones con el trabajo de todos
La pandemia de la COVID-19 sin lugar a dudas ha generado cambios y profundas reflexiones en todos los aspectos de la vida. Ha provocado que detuviéramos nuestro ritmo habitual, y como consecuencia de esto, las familias están más unidas, la sociedad valora mucho más lo que se ha construido hasta el momento, y el planeta ha tenido un respiro de la vorágine vertiginosa de los deseos humanos. A todo esto, se le suman las lamentables pérdidas de familiares y amigos, que también nos invitan a valorar mucho más el privilegio de estar juntos.
En muchos hogares vulnerables se vive la tensión del futuro socioeconómico que nos espera, y esto ha impulsado a los gobiernos del mundo a tomar medidas extraordinarias para poder paliar los efectos de la crisis sanitaria. Pero estas medidas deben ser creadas tomando en consideración, en primer lugar, la protección social y también la sostenibilidad de nuestros sistemas.
Precipitarse en momentos de crisis puede revertir los logros que hemos alcanzado, y el remedio podría terminar siendo peor que la enfermedad. Sobre esto, ahora que hemos visto cómo la propia naturaleza ha reaccionado a nuestro confinamiento, llama la atención las declaraciones del relator especial de la ONU sobre los derechos humanos y el medio ambiente, David Boyd, quien alerta sobre las consecuencias que traería relajar las metas alcanzadas en materia de protección ambiental, como herramienta para acelerar las economías post crisis.
Esto podría convertirse en una incoherencia en materia de gestión de políticas públicas, porque ciertamente, como lo indica Boyd “es probable que estas decisiones políticas den lugar a un deterioro acelerado del medio ambiente y repercutan negativamente en una amplia gama de derechos humanos, como el derecho a la vida, la salud, el agua, la cultura y la alimentación, así como el derecho a vivir en un entorno saludable».
En República Dominicana, la crisis del coronavirus ha llegado junto a la lamentable situación del vertedero de Duquesa, y esta realidad es claramente un llamado de atención sobre la importancia de cuidar de nosotros y de nuestras familias, y cuidar también de nuestro entorno. Pero, así como solo superaremos la crisis del COVID-19 juntos, la situación medioambiental debe ser enfrentada con acciones intersectoriales, que permitan llegar a una solución sostenible.
Como toda transformación de problemática social, alcanzar el involucramiento efectivo de todos será una tarea constante y que tomará tiempo. Por esta razón, es de vital importancia el foco en educación hacia las nuevas generaciones, con la elaboración de iniciativas y programas trasversales en la educación inicial que involucren a todo el núcleo familiar.
Desde nuestra labor, hemos creado oportunidades de concienciación fundamentadas en mujeres dominicanas en vulnerabilidad, jefas de hogar, que a través de la iniciativa Manos Dominicanas se han involucrado en la artesanía del reciclaje con la creación de piezas de producción local hechas con fibra de jacinto o lila de agua, un desecho natural con el que ahora se elaboran botellas decorativas, manteles individuales de mesa, carteras, zapatillas de hombre y mujer, y accesorios como aretes y collares, elaborados por artesanas de Nagua y la Nueva Barquita.
En este programa participan más de 200 familias de zonas vulnerables del país. Hemos logrado que Jóvenes y mujeres residentes comunidades como La Zurza, Las Malvinas (en Santo Domingo Norte), Capotillo, Los Tres Brazos, 27 de Febrero, La Ciénega y Los Guandules, se involucren en la recopilación de las Lilas de río, que posteriormente se convertirán en piezas hechas a mano para su comercialización.
Por otro lado, a sabiendas de que la tecnología es una herramienta oportuna para crear soluciones sostenibles a problemáticas sociales como la del medioambiente, en la Biblioteca Infantil y Juvenil los niños dominicanos tienen acceso al “Parque Greta”, una sala que combina la tecnología la conciencia medioambiental, alcanzando así que se genere una reflexión en los más pequeños que puedan multiplicar hacia los demás integrantes del hogar.
Estoy confiada, como he dicho antes, que volveremos a nuestras playas y ríos, a los parques, al teatro, al cine. Pero lo haremos con la conciencia de que debemos cuidarnos, cuidar al que nos rodea y cuidar del medio ambiente.