El ser humano como centro de las políticas públicas

  • El diseño e implementación de la nueva generación de programas de protección social requiere de un enfoque integral y sistemático para proteger a los ciudadanos contra la pobreza y los riesgos propios de su situación de vulnerabilidad.
  • Las políticas de acceso a las TIC son, en esencia, instrumentos que generan oportunidades de movilidad e inclusión social.
  • No me cabe duda de que el desarrollo sostenible es una posibilidad factible para la humanidad, y que es, más que nada, necesaria para el futuro del planeta tierra.

Discurso de la Señora Vicepresidenta en el marco del Foro de los Países de América Latina y El Caribe sobre Desarrollo Sostenible.

Permítanme felicitar a la CEPAL, y a mi estimada amiga Alicia, por la extraordinaria presentación del informe sobre el progreso y los desafíos regionales de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

Como siempre, han atinado en identificar y profundizar en torno a los principales obstáculos y desafíos de nuestra región para convertir los ODS en una realidad.

En América Latina y El Caribe, se requiere de manera simultánea y transversal, de una variedad de acciones institucionales, medidas económicas, reformas legales y, sobre todo, voluntad política y compromiso social para respaldar esta nueva visión del desarrollo sostenible.

Son 17 objetivos y 169 metas, que nos obligan a conjugar las tres dimensiones del desarrollo sostenible: la económica, la ambiental y la social.

La presentación del informe de CEPAL, que tiene como marco este evento,  es el inicio de una ruta de trabajo hacia el 2030, que sin dudas estará repleta de discusiones y debates enriquecedores, en pos de una visión conjunta para el logro del desarrollo sostenible de la región.

Y en ese tenor, he viajado a México, a cuyo gobierno agradezco la acostumbrada hospitalidad, justamente para traer a la mesa del debate, lo que fue el resultado del Octavo Foro Ministerial para el Desarrollo de América Latina y El Caribe, y que titulamos “Progresando para la Igualdad”.

El mismo se desarrolló el 31 de octubre y el 1ero de noviembre del año pasado.

Como saben, se trató de un extraordinario evento que organizamos en conjunto con la CEPAL y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, para generar discusiones e intercambiar experiencias en torno a tres grandes temas:

– Los desafíos de las políticas públicas en la construcción del progreso multidimensional en América Latina y El Caribe.
– Los retos existentes para optimizar los programas de protección social y reducción de vulnerabilidad en la región.
– Y la implementación de los ODS, como política social para conjugar los pilares social, económico y medio ambiental.

Como se pueden fijar, fueron temáticas que van en la línea de la discusión que hoy iniciamos, y que constituyen un hilo conductor para que los que estamos envueltos en la creación e implementación de políticas públicas, podamos construir políticas alineadas con las aspiraciones de la población latina y caribeña.

Los tres temas, evidentemente, giraron en torno a la preocupación más apremiante que tiene la región, que es la desigualdad social estructural que tenemos.

Aún mantenemos niveles muy elevados de desigualdad y las tasas de disminución se han estancado, e incluso disminuido, lo que impide que nuestras políticas sociales y las de carácter redistributivo, puedan generar el progreso al que aspiramos.

En el marco del evento de noviembre pasado, se presentó la Matriz de la Desigualdad Social, construida por la CEPAL, explicada magistralmente por Laís Abramo, documento donde queda evidenciado el fuerte problema que arrastramos en nuestra estructura productiva,

De la lectura del documento, y de las innumerables discusiones que hemos sostenido en distintos países del mundo, podemos concluir que el problema está en la estructura productiva, la cual genera tensiones que profundizan la desigualdad, causando en muchos casos, un punto de quiebre en la cohesión social.

La estructura productiva de nuestra región se  caracteriza por la alta heterogeneidad, por la poca especialización del trabajo y por la baja productividad.

En un contexto de esa naturaleza, hablar de desarrollo sostenible, tal y como lo plantean los Objetivos de Desarrollo Sostenible, se hace bastante difícil, especialmente en un entorno económico regional, que aún mantiene expectativas de crecimiento conservadoras para la mayoría de los países.

Lo ha dicho la CEPAL.

Para el 2017, la región experimentará un crecimiento económico ligero, de apenas un 1.5%, mejor, por supuesto, que la contracción experimentada en el 2016, fruto principalmente de las condiciones económicas de Venezuela y Brasil.

En línea con lo que plantea la Matriz publicada el año pasado por CEPAL, y lo que se refleja en el informe presentado hoy aquí, taxativamente, estamos ante una coyuntura incierta.

Y esto es justamente una de las conclusiones a las q arribamos en el  Foro realizado el pasado año en República Dominicana, y que se recoge en la Declaración de Santo Domingo, cuando dice, cito:

“Nos encontramos en un momento de menor crecimiento respecto a la década pasada, que puede poner en riesgo la sostenibilidad de los logros alcanzados y enlentecer la continuidad de las mejoras de la región en cuanto a reducción de la pobreza y la desigualdad en todas sus dimensiones.” Cierro la cita.

Discutimos ampliamente durante dos días en Santo Domingo, cuáles son los principales retos que tenemos y cómo podemos abordarlos, especialmente en las tres temáticas que les comenté anteriormente.

El resultado ha sido el consenso de la región en la siguiente medida:

En primer lugar, es imprescindible profundizar las experiencias de análisis multidimensional de la pobreza, no solo para mejorar la comprensión de la pobreza, sino para que permitan diseñar mejores intervenciones públicas.

Justamente la semana pasada, realizamos en Santo Domingo un Foro sobre Investigación Social para las políticas públicas, con el objetivo de impulsar un análisis más profundo de los fenómenos que inciden en la pobreza, de manera que podamos abordarlos de una  manera más eficaz.

Como he planteado en otras ocasiones, es importante mantener el compromiso de la región con el Índice de Pobreza Multidimensional, y continuar con la construcción del concepto de progreso multidimensional que, para países de renta media, como la República Dominicana, es vital para asegurar financiamiento para el desarrollo.

En segundo lugar, enfrentamos una problemática común que se resume en la pregunta: ¿cómo mantenemos los logros de las políticas sociales?

Los embates económicos, los problemas políticos, la situación geopolítica que vivimos hoy, representan importantes retos para nuestros logros sociales.

En ese sentido, la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo, es una oportunidad para revisar y reformular los sistemas de protección social, con el fin de hacer frente a varios objetivos a la vez.

De igual manera, el diseño e implementación de la nueva generación de programas de protección social requiere de un enfoque integral y sistemático para proteger a los ciudadanos contra la pobreza y los riesgos propios de su situación de vulnerabilidad.

No quiero dejar de mencionar, por considerarlo un resultado importante del evento que realizamos en Santo Domingo, la importancia de reconocer la indisoluble relación entre reducción de la brecha digital y lucha contra la pobreza. Las políticas de acceso a las TIC son, en esencia, instrumentos que generan oportunidades de movilidad e inclusión social.

Finalmente, hay que reconocer a los ODS como la punta de lanza que conjuga las tres dimensiones del desarrollo sostenible.

Para colocar al ser humano en el centro del análisis e intervención de las políticas públicas, es preciso trabajar el desarrollo sostenible como la solución armonizada a los diferentes retos que enfrenta la región en la materia.

Amigos y amigas:

Esta parte del mundo donde la vida nos ha dado el privilegio de vivir, la desigualdad social se evidencia con más fuerza en la segregación espacial y en los tugurios, allí se reproducen los efectos derivados de los distintos ejes de la desigualdad social.

Es por ello que, fortalecer la dimensión territorial de la política social es una tarea impostergable en muchos de nuestros países.

Y por otro lado, debemos ser conscientes de que no habrá políticas sociales de calidad, que sean efectivas, eficientes, sostenibles y transparentes, si no apostamos al fortalecimiento institucional y a los pactos sociales.

Es la única forma de crear esa “ciudadanía social” que nos ha propuesto CEPAL en otras ocasiones.

Debe existir claridad en el entramado institucional que sustenta la protección social.

Se requiere un mayor esfuerzo por diseñar e implementar una arquitectura institucional para el pilar no contributivo, tomando en cuenta las mejores experiencias que han tenido otros países de la región.

Queridos colegas: 

El progreso ha pasado por alto a grupos y comunidades completas, a millones de personas que han quedado al margen del desarrollo.

Como lo plantea el informe que nos presente hoy la CEPAL, la Agenda 2030 para el Desarrollo constituye la oportunidad para corregir esta grave omisión.

Es fundamental para reducir los altos niveles de inestabilidad e incertidumbre generados por la globalización financiera.

Pero, sobre todo, es necesaria para retomar la construcción del estado de bienestar y proteger el mundo del trabajo, cambiar los patrones de producción y consumo y dirigirlos hacia senderos de crecimiento sostenible.

En Santo Domingo hemos avanzado de manera contundente hacia estos debates. Estoy segura que en este Foro, continuaremos las discusiones productivas que nos caracterizan como instituciones.

No me cabe duda de que el desarrollo sostenible es una posibilidad factible para la humanidad, y que es, más que nada, necesaria para el futuro del planeta tierra.

Trabajemos para ponerle fin, de una vez y por todas, a la desigualdad social.

Muchas Gracias. ¡Qué Dios les bendiga!

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