La desigualdad, la gran epidemia del siglo XXI

Discurso pronunciado por la Excelentísima Vicepresidenta de la República Dominicana, doctora Margarita Cedeño de Fernández, en la Sexta Cumbre Mundial sobre Género, organizada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en su sede de Washington.

  • Si no nos comprometemos a dar a la gente oportunidades para que mejoren sus vidas, estaremos paralizando el presente y embargando el futuro de la humanidad.
  • El 70% de las personas que viven en la pobreza son mujeres.
  • De las 800 mil familias beneficiarias de PROSOLI, el 67% está conformado por mujeres que son Jefas de familia.
  • Alrededor de 120 mil mujeres han sido beneficiadas de formación en los CTC.

La desigualdad social es la gran epidemia del siglo XXI.

El Papa Francisco ha dicho que es la raíz de todos los males sociales.

Si no nos comprometemos a dar a la gente oportunidades para que mejoren sus vidas, estaremos paralizando el presente y embargando el futuro de la humanidad.

Combatir la desigualdad es, sin dudas, el gran reto de nuestra generación.

Si no somos exitosos en esta batalla, estaremos condenando a las generaciones futuras a vivir en un planeta en constante conflicto.

Una de las dimensiones de esa desigualdad social que persiste, es la desigualdad de género.

Es urgente abordar la desigualdad de género, desde los distintos enfoques que la alimentan: la discriminación salarial, el cierre de brechas en participación política de las mujeres, la necesidad de capacitación técnico-profesional, la economía de cuidado, y el combate a las prácticas discriminatorias enquistadas en nuestras sociedades.

Como lo ha dicho nuestro amigo y Presidente de este Banco Interamericano de Desarrollo, Luis Alberto Moreno: “el avance de las mujeres contiene una promesa de progreso para toda la sociedad”.

Y la pregunta que nos toca a nosotros responder es:

¿Qué podemos hacer para convertir esa promesa en una realidad?

Estoy convencida de que allí donde hay mujeres empoderadas, las sociedades progresan.

Porque es que con el avance de la mujer, viene el progreso de su familia, de su comunidad y su país.

Cuando una mujer da un paso, avanzamos todos y todas.

Hoy en día, muchas mujeres estamos dando pasos certeros hacia el desarrollo personal y profesional.

Esta Cumbre es un ejemplo de ello.

Pero por cada mujer que logra ocupar el espacio que le corresponde en la sociedad, hay miles más que están esperando una oportunidad.

El avance de la mujer no va al ritmo que aspiramos, por lo que corremos el riesgo de que cuando lleguemos al final de este siglo, aún estemos luchando contra este mal.

Las cifras no mienten.

Demuestran que la mujer sufre más las desigualdades sociales que los hombres. Y peor aún, las mujeres padecen la doble exclusión cuando convergen condiciones geográficas, de edad, raza, clase, nacionalidad y hasta estatus civil.

Tenemos que hacer frente a la feminización de la pobreza, que se sigue evidenciando cuando se realizan mediciones de pobreza monetaria y pobreza multidimensional.

El 70% de las personas que viven en la pobreza son mujeres.

En la República Dominicana, por ejemplo, hemos experimentado un gran crecimiento económico en la última década.

Nuestro Producto Interno Bruto ha crecido a tasas que muchas veces duplican el promedio de América Latina.

Sin embargo, la redistribución de la riqueza, medida por el Índice de GINI, representa un reto, porque se sigue evidenciando, una brecha entre ricos y pobres, y sobre todo entre hombres y mujeres.

Sabemos que la desigualdad de oportunidades se convierte en desigualdad de resultados sobre todo en el ámbito productivo.

Trabajos no seguros y mal pagados, informalidad, poco o ningún acceso a bienes económicos como la tierra y préstamos, así como la reproducción de roles de cuidado expresados en tareas domésticas, y responsabilidades familiares, excluyen a las mujeres en todo el mundo de las oportunidades de progreso y desarrollo, lo que repercute en sus familias y en comunidades enteras.

El Banco Central de la República Dominicana reporta al 2015, que 44.5 mujeres de cada 100 forman parte de la fuerza laboral, mientras que en los hombres esta cifra asciende a 74.5 por cada 100.

El 47.8% de las mujeres en edades de 25 a 49 años se definen como inactivas en el mercado laboral, porque lo hacen desde la informalidad sin acceso al primer pilar de política social.

Cuando excluimos a casi la mitad de la población mundial de oportunidades de bienestar, de capacitación y productividad, estamos impactando el desempeño económico de los países y la sostenibilidad del desarrollo de su gente.

Está demostrado que la integración plena de la mujer a la economía, aumentaría el PIB mundial en 28 billones de dólares, es decir, un incremento de un 26% respecto al actual.

Por otra parte, el abuso sexual, la violencia de género, la trata de personas, el quebrantamiento del núcleo familiar, el hacinamiento, la discriminación salarial de género, y otros factores, son a la mujer como el verdugo esperando a su presa.

Este es un panorama funesto para el género femenino, que nos toca a esta generación revertir de una vez por todas.

Aquí recuerdo la historia de Griselda, una valerosa mujer dominicana de Puerto Plata, que luchó por salir de las garras de la discriminación y la explotación sexual.

Griselda se capacitó en nuestros cursos, aprendió varios oficios y hoy es una exitosa micro-emprendedora, que ha descubierto su fuerza interior para llevar progreso a su familia. Tal como ella nos relata: “como la mujer maravilla yo me siento, yo pensaba que nunca iba a llegar donde estoy, de ahora en adelante, yo soy yo”.

Les invito a ver su historia, en nuestras redes sociales.

La de ella y la de cientos de miles de mujeres en nuestros países, son ejemplos inspiradores de lucha por nuestros derechos y por un futuro mejor para toda la humanidad.

Me siento feliz de construir esperanza y ayudar a miles de mujeres a descubrir su fortaleza interior y su capacidad para convertirse en protagonistas de su propio desarrollo.

Eso lo hacemos a través de Progresando Con Solidaridad, la estrategia modelo de desarrollo humano integral y de reducción de pobreza que implemento desde la Vicepresidencia y que beneficia a más de 800,000 familias en extrema pobreza, carenciadas y vulnerables de todo el país.

Progresando Con Solidaridad combina las transferencias monetarias condicionadas, con un acompañamiento socio familiar y vinculación a intervenciones de desarrollo familiar y comunitario.

De las 800 mil familias beneficiarias de PROSOLI, el 67% está conformado por mujeres que son Jefas de familia.

Es decir, dos de cada tres familias beneficiarias que reciben las TMC son encabezadas por mujeres, de las cuales el 75% son madres solteras.

Con Progresando con Solidaridad estamos combatiendo la desigualdad, trabajando día y noche para elevar los niveles de capital humano, protección social y ejercicio de derechos; y mejorar el bienestar de las generaciones futuras, dando protagonismo al avance y desarrollo de las mujeres.

Nos enfocamos en la mujer, porque las evaluaciones realizadas a programas de protección social, como el nuestro, demuestran que las mujeres dedican un mayor porcentaje de sus ingresos a la educación, la salud y la nutrición para el hogar, reduciendo así la transmisión intergeneracional de la pobreza.

PROSOLI es un modelo de empoderamiento de las mujeres, centrado en la capacitación técnico profesional, acompañándoles en la generación de capital humano en ellas y en sus hijos, responsabilizándose de su capacitación para la vida y el trabajo, de la salud y educación de sus hijos, a través del cumplimiento de corresponsabilidades de matriculación y asistencia a la escuela de niños y niñas de 5 a 21 años, así como de la salud integral mediante la inmunización de los niños y niñas de cero a 5 años, aprovechando la ventana de los 1,000 días.

Estamos trabajando por la independencia económica de la mujer, porque lo consideramos crucial para el logro de la igualdad de género.

Incrementar la participación femenina en la fuerza laboral genera un mayor crecimiento del ingreso per cápita y reduce la vulnerabilidad a la pobreza y a la miseria de familias completas.

La igualdad de género no es solo un tema ético, moral y de justicia social.

A nivel mundial se estima que las mujeres podrían aumentar sus ingresos hasta en un 76 por ciento, si se superara la brecha en la participación en el empleo y la brecha salarial entre mujeres y hombres.

No solo apostamos por la reducción de la pobreza intergeneracional, sino que también estamos ampliando libertades y creando oportunidades en el corto y mediano plazo, siguiendo el modelo propuesto por Amartya Sen y Martha Nussbaum.

Nuestro modelo de empoderamiento para las mujeres incluye 8 vertientes que les explicaré en síntesis.

En primer lugar, el acompañamiento socio familiar, que consiste en estrategias orientadas a promover capital humano, capital social y desarrollo humano en las mujeres, a la vez que prevenimos riesgos y vulnerabilidad en sus vidas, tales como la violencia intrafamiliar, embarazo en adolescentes, la prevención de enfermedades catastróficas y las infecciones de transmisión sexual.

Más de 700 mil mujeres han sido beneficiadas de estas intervenciones.

En segundo lugar, la capacitación e inserción laboral. Hemos creado 41 Centros de Capacitación y Producción Progresando (CCPP) y 300 espacios formativos, en alianza con el INFOTEP, con el que fortalecemos la empleabilidad de las mujeres, mediante carreras de ciclos cortos vinculadas a las demandas del mercado laboral.

228,415 mujeres han sido capacitadas a través de esta estrategia, un 38% de ellas ha emprendido alguna acción a partir de lo aprendido, ya sea conseguir un empleo, emprender un negocio o mejorarlo o acceder a un préstamo para emprendimientos.

En tercer lugar, el Emprendimiento individual y la comercialización.

A las mujeres capacitadas que inician negocios les ofrecemos acompañamiento, asesoría técnica y facilidades para la colocación de su producción, en puntos de venta habilitados por el programa y en los más de 5,000 centros de expendio de alimentos donde los beneficiarios del programa consumen los beneficios de las Transferencias Monetarias Condicionadas.

A las mujeres con mayor potencial productivo las hemos vinculado al proyecto Mujeres Súper Emprendedoras, que incluye a 460 mujeres micro-emprendedoras seleccionadas para un acompañamiento especializado, que incluye coaching en inclusión financiera con estudiantes universitarios de Escuelas de Negocios, fortalecimiento de autoestima, insumos para un mejor funcionamiento del negocio y apoyo en la comercialización.

El cuarto espacio de trabajo es la producción asociativa.

Reconocemos el valor agregado de la producción asociativa en cuanto escala y acceso a mercado. Hemos impulsado una gran Alianza público-privada, con la cual hemos creado 43 cooperativas que integran a 2,694 mujeres de las familias beneficiarias que han sido capacitadas en los Centros de Capacitación y Producción Progresando.

Además, hemos fortalecido la artesanía nacional a través de la creación de la marca Manos Dominicanas, que incluye a 1,500 artesanas y jóvenes, quienes producen a partir de insumos naturales, reciclado del coco, lilas, papel, plástico, entre otras.

Los productos de estas cooperativas se venden en 4 tiendas artesanales de Manos Dominicanas y 17 puntos de ventas en plazas comerciales, hoteles y restaurantes.

De igual forma, hemos formado cooperativas de mujeres que producen textiles, una de ellas ha creado la línea de moda Cayena, que ya ha participado dos veces en Dominicana Moda, el evento internacional de la moda más importante de la República Dominicana, y además están comercializando ropa Cayena en las cadenas de tiendas más grande del país.

En quinto lugar, la Producción agrícola, un ámbito vital en un momento en que el mundo enfrenta serias amenazas a la seguridad alimentaria.

Para ello, en alianza con FAO y el Ministerio de Agricultura, estamos trabajando una estrategia de agricultura familiar y producción asociativa que incluye huertos familiares, crianza de aves y animales, crianza de peces, lombricultura y producción en invernaderos.

Estos proyectos han beneficiado alrededor de 122,000 mujeres.

Luego tenemos el trabajo que realizamos impulsando el microcrédito.

Hemos realizado una alianza con la banca nacional, para otorgar préstamos para negocios a 19,332 mujeres del programa Progresando con Solidaridad, a partir de los cuales han mejorado su calidad de vida y la de sus familias.

Y una gran satisfacción de esta iniciativa es la tasa de recuperación, que es de más de 99%.

En esta misma línea, trabajamos con la Inclusión financiera y la bancarización

Para incrementar el acceso a los servicios financieros formales y mejorar las capacidades emprendedoras de las mujeres mediante herramientas que facilitan su empoderamiento económico, hemos diseñado e implementado un programa de inclusión financiera que incluye capacitación para crear cultura de ahorros, formación de microempresas, elaboración de presupuesto y bancarización a través de productos financieros diseñados especialmente para la población vulnerable del programa Progresando con Solidaridad.

En este proyecto, contamos con el apoyo del FOMIN, institución que forma parte del BID, con el apoyo de la Fundación Capital.

17,500 mujeres han sido educadas financieramente y 7,198 están ahorrando gracias a los esfuerzos conjuntos desarrollados por el Estado, la banca local y los bancos financiadores de desarrollo.

Esto es un ejemplo de cómo la alianza público privada incide en la reducción de la pobreza y una demostración de que juntos podemos más.

Finalmente, estamos trabajando con el Acceso a tecnologías de la información y la comunicación, una tarea esencial, si queremos impulsar la inclusión de la mujer en esta Cuarta Revolución Industrial que trae la tecnología.

Nuestros esfuerzos serían limitados si no vinculamos el cierre de la brecha de género al cierre de la brecha digital, en una sociedad donde prima la información y la comunicación.

Conscientes de esta realidad, hemos instalado 100 Centros Tecnológicos Comunitarios en todo el país, donde estamos empoderando a las mujeres en el uso de las tecnologías y ofertándoles carreras especializadas vinculadas a esta área.

Con iniciativas como Tecno-chicas en alianza con Microsoft y Mujeres en la Red, en alianza con CISCO Academy, hemos impulsado estudios de alta competencia para la mujer de este siglo XXI.

Alrededor de 120 mil mujeres han sido beneficiadas de formación en los CTC.

Amigos y amigas:

Considero que en este Foro, y en otros como este, debemos propiciar la adopción de modelos de generación de desarrollo humano integral y empoderamiento económico enfocados hacia la mujer, con especial énfasis en la economía digital y la economía naranja.

Esa es una tarea impostergable para América Latina en su lucha contra la desigualdad de género.

Como uno de los resultados de este Foro, les ofrezco la oportunidad de realizar una pasantía de 3 días en mi país para conocer a fondo PROSOLI.

Y que el BID, como organismo internacional, impulse en países en vías de desarrollo un modelo de intervención como PROSOLI con enfoque de género por tratarse de una línea de acción o Estrategia concreta para la reducción de desigualdad y el empoderamiento de la mujer, y que desde su creación ha contado con el acompañamiento del BID

En toda América Latina tenemos que impulsar estas ocho áreas de intervención, si queremos propiciar un mundo donde no exista la desigualdad de género.

Para potencializar el desarrollo humano de los menos favorecidos, esta iniciativa puede ir de la mano con el modelo Ciudad Mujer, que ha implementado mi amiga Vanda Pignato en El Salvador, y que el BID ha acogido como modelo para toda América Latina.

Ciudad Mujer es un proyecto que he anhelado por muchos años realizar en República Dominicana, porque permitirá reunir en un mismo espacio todos los servicios que requiere la mujer para su pleno desarrollo: salud sexual y reproductiva, empoderamiento económico, asistencia legal, capacitación, acceso al crédito, educación financiera, apoyo en caso de violencia de género, cuidado de sus hijos y, sobretodo, el acompañamiento de personas especialmente capacitadas para asistirles en todas estas áreas.

Gracias a Dios y al apoyo del Presidente Medina, y la inspiración de Vanda, Ciudad Mujer será implementada en la República Dominicana en este próximo cuatrienio que iniciamos en agosto.

Acompañar Ciudad Mujer de un modelo socio-pedagógico como el que proponemos en Progresando con Solidaridad, sin dudas acelerará el cierre de las brechas de género en nuestros países.

Amigos y amigas:

Hace 20 años, en el 1995 se celebró en Beijing la Cuarta Conferencia de la Mujer, un hito que marcó un nuevo camino en la lucha por la equidad de género.

En aquella cita histórica, una mujer, entonces poco conocida para el mundo occidental, pronunció un importante discurso.

Me refiero a Benazir Bhutto, Una mujer que vivía en cuerpo y alma la represión de un régimen y de una cultura que ignora el rol de la mujer en la sociedad.

En aquel discurso ella nos invitaba a soñar en un mundo de oportunidades, donde la mujer pudiese alcanzar el más alto nivel en la política, en los negocios, en la diplomacia, en la cultura y en todas las esferas de la vida.

No invitaba a soñar En un mundo donde no hubiese mujeres maltratadas, en donde el empoderamiento femenino resultara en una mayor independencia económica para la mujer.

En un mundo tan comprometido con la paz como con la libertad de la mujer.

En fin, hace 20 años Benazir nos invitaba a soñar en un mundo dispuesto a combatir la tragedia y la catástrofe que representa la desigualdad de género.

Todavía resuenan las palabras de Goethe, el escritor alemán, que decía que “la libertad debe rehacerse y ganarse nueva vez, en cada generación”.

Ganarnos la libertad para las mujeres de nuestra generación y de quienes nos sucederán, no puede esperar más.

El momento de la igualdad entre hombres y mujeres es AHORA; el momento de poner fin a la violencia de género es AHORA; el momento de crear mayores y mejores oportunidades para la mujer es AHORA.

El momento de la MUJER es AHORA porque El progreso de las mujeres es el progreso de todos y todas!

¡Muchas Gracias! ¡Qué Dios les bendiga!

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