La unión hace la fuerza

Discurso pronunciado por la Excelentísima Señora Vicepresidenta de la República Dominicana, doctora Margarita Cedeño de Fernández, en el acto de clausura del PLAN SAN- CELAC 2016, realizado en Santiago de los Caballeros.

  • Estoy convencida de que el cumplimiento de los compromisos surgidos en este cónclave, impactarán también, de manera indiscutible la anhelada cohesión social que demandan nuestros pueblos.
  • La CELAC se ha convertido en el espacio idóneo para el diálogo político a nivel de Latinoamérica y El Caribe, un espacio que es altamente apreciado por la comunidad, por poner en el tapete los temas que más preocupan a la población de nuestros países.
  • Si no trabajamos por seguridad alimentaria y sostenibilidad medioambiental, caeremos en un ejercicio de irresponsabilidad, frente a la gran oportunidad que la era actual nos otorga.

Amigos y Amigas:

Hoy llegamos a la clausura de esta Reunión de trabajo para avanzar en la implementación del Plan para la Seguridad Alimentaria, Nutrición y Erradicación del Hambre 2025 de la CELAC.

Y si algo tenemos que llevarnos de aquí para defender con fervor, es que la seguridad alimentaria y la sostenibilidad medio ambiental son la clave del desarrollo y la supervivencia del mundo en que vivimos.

No podemos continuar embargando el planeta que pertenece a las generaciones que nos seguirán.

Ni tampoco podemos seguir desperdiciando los recursos actuales, y mal distribuyendo las riquezas que producimos, permitiendo que se beneficien a unos pocos, en detrimento de las mayorías.

En el mundo en que vivimos, se ha enquistado un uso y explotación egoísta e insensato de los recursos naturales, que hace insostenible la vida a futuro en el planeta tierra.

Cientos de millones de personas están en desnutrición y hambruna, mientras en el mundo se desperdician 1,300 millones de toneladas de alimentos al año, suficientes para erradicar el hambre.

El desperdicio de los alimentos que se verifica por cuestiones relacionadas con transporte, almacenaje y patrones de consumo es un gran desafío y es una tarea pendiente, para el logro del conjunto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Si no trabajamos por seguridad alimentaria y sostenibilidad medioambiental, caeremos en un ejercicio de irresponsabilidad, frente a la gran oportunidad que la era actual nos otorga.

Vivimos en un momento histórico donde se verifica el más profundo y vertiginoso desarrollo tecnológico jámas visto, y disfrutamos de un amplio período de relativa paz y generación de riquezas, suficientes para concentrarnos en combatir los rezagos en el desarrollo social, que resultan ser apremiantes.

Tal y como han visto Ustedes aquí durante estos tres días de intensos y productivos debates de ideas, se requiere propiciar mecanismos que aseguren la disponibilidad y disfrute de una alimentación adecuada, imprescindible para la vida y el desarrollo humano, a la vez que cuidamos los recursos que hacen posible la existencia de los seres vivos en el planeta.

Por eso felicito el compromiso que ha surgido de este encuentro, de elevar al diálogo político, en el marco de la CELAC, un tema tan sensible para la población, como lo es la seguridad alimentaria.

Estoy convencida de que el cumplimiento de los compromisos surgidos en este cónclave, impactarán también, de manera indiscutible la anhelada cohesión social que demandan nuestros pueblos.

Un encuentro que es de la más alta relevancia para nuestra región, que como Ustedes saben, es la más desigual del planeta.

Una actividad como esta es la que da verdadero sentido a la cooperación entre los países, que como Ustedes indicaron en estos días, formamos parte de una misma vecindad.

En un mundo amenazado por la inequidad, la inseguridad y las consecuencias del cambio climático y los daños al medio ambiente, nuestra integración regional debe apuntar hacia acciones que mejoren el día a día de nuestra población más necesitada, y no hay necesidad más básica y perentoria que la de tener alimentos en la mesa, con la oportunidad y calidad requerida.

¿Cómo podemos exigir de nuestros ciudadanos que se capaciten, que participen activamente de la economía, que cumplan sus deberes como miembros de la sociedad, cuando ni siquiera tienen comida en su plato?

Lo que la ciudadanía espera de nosotros es que podamos satisfacer sus necesidades básicas, que les aseguremos los mecanismos y les brindemos las oportunides para que puedan ser parte del progreso económico que beneficia a la región.

El compromiso que se requiere de nosotros es vital para asegurar el bienestar de las familias de Latinoamérica, con el énfasis discutidos por Ustedes en la responsabilidad compartida entre Estado, empresariado, familias y sociedad en sentido amplio.

Tenemos que alcanzar acuerdos que vayan en esa dirección.

Es la razón por la cual nuestro Presidente Danilo Medina, ha hecho un gran compromiso con la integración regional y con la colaboración productiva entre los países de América Latina y El Caribe.

Lo hemos demostrado en los logros que presentamos en el marco del Sistema de Integración Centroamericana (SICA).

Y grandes logros también es lo que se puede esperar de este trabajo que estamos llevando a cabo como Gobierno, bajo el liderazgo del Presidente Medina, en el ejercicio de la Presidencia pro témpore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

La CELAC se ha convertido en el espacio idóneo para el diálogo político a nivel de Latinoamérica y El Caribe, un espacio que es altamente apreciado por la comunidad, por poner en el tapete los temas que más preocupan a la población de nuestros países.

Y este encuentro es un ejemplo de ello. La CELAC será un espacio “aún más integrado, más operativo y aún más reconocido en la escena global”, para beneficio de nuestros pueblos y la satisfacción de sus necesidades, tal y como lo apuntaló el Presidente Medina en el Ecuador en enero pasado.

 

Distinguidos colegas:

Todos tenemos el compromiso de llevar igualdad, inclusión y bienestar a nuestros pueblos.

Y el logro de ese compromiso pasa por garantizar seguridad alimentaria y sostenibilidad medioambiental, o lo que yo he llamado “sosteguridad”.

Como Vicepresidenta, como Embajadora extraordinaria de la FAO, como ciudadana; siento gran preocupación sobre la seguridad alimentaria de mi país y del mundo.

Me entristecen sobremanera las dificultades que muchos tienen para obtener alimentos, para garantizar la nutrición adecuada de sus hijos.

Me preocupa, porque conozco muy bien las consecuencias de negar el derecho a una alimentación adecuada a un niño o niña.

Con una mala alimentación, le estamos negando el derecho a la salud, a la educación, a tener la misma oportunidad que sus pares, a construir su futuro y hacer realidad sus sueños.

El hambre y la desnutrición son injusticias que desdicen de la capacidad de los seres humanos de ser solidarios, y por el contrario, dejan entrever la insensibilidad, el egoísmo y la deshumanización a la que hemos llegado.

Es un problema ético que avergüenza y lacera la misma dignidad humana.

Estamos hablando de que 2 billones de personas sufren de carencias de micronutrientes, 161 millones de niños menores de 5 años tienen retardo en el crecimiento y 795 millones no consumen los alimentos suficientes para vivir una vida saludable.

Sin embargo, estoy consciente que tenemos que reconocer los grandes avances que hemos alcanzado, porque sirven de impulso para continuar la lucha contra el hambre y la desnutrición.

Al evaluar a la República Dominicana, no hay dudas de que hemos combatido el hambre decididamente, lo que nos valió el reconocimiento de la FAO que tuve el honor de recibir en Roma, donde se certificó que habíamos alcanzado la disminución del hambre a la mitad, antes de que se venciera el plazo para alcanzarlo.

Con el apoyo de la FAO, del Ministerio de Agricultura y del Fondo Especializado para el Desarrollo Agropecuario (FEDA), estamos vinculando a la gente a oportunidades reales de generación de ingresos para la seguridad alimentaria, mediante la agricultura familiar y la producción asociativa.

Estamos propiciando iniciativas para cerrar las brechas en el acceso a la producción de alimentos y un consumo saludable para las poblaciones más vulnerables.

Con políticas efectivas de protección social y la gran política de producción agropecuaria y acceso al crédito que se está llevando a cabo bajo el liderazgo del Presidente Danilo Medina, con sus visitas sorpresa, hemos devuelto la vitalidad y el esplendor al campo, impactando significativamente en indicadores de pobreza, hambre y desnutrición.

Con Progresando con Solidaridad, como ya vieron Ustedes esta mañana, hemos devuelto la esperanza y la autoestima a millones de familias empoderadas y capacitadas para progresar, generar ingresos y vivir en bienestar; con enfoque de derechos y de género, por supuesto, porque donde hay mujeres empoderadas, las sociedades progresan.

 

Amigos y amigas:

Muchos de los países que conforman nuestra región pueden mostrar resultados parecidos e incluso mejores.

Sin embargo, tenemos que estar atentos y muy conscientes de que los avances que hemos alcanzado pueden deshacerse con el surgimiento de una crisis económica o como consecuencia de un fenómeno natural.

Como plantea el informe presentado durante el evento, el impacto esperado por los efectos del cambio climático para el 2020, resultará en pérdidas por eventos climáticos extremos de más de 40 mil millones de dólares.

Hoy en día, estamos asistiendo a la mayor agudización de la crisis ambiental que ha conocido la humanidad, con una alta probabilidad de daños irreversibles a la biodiversidad.

Si acabamos con el planeta, ¿cómo va a existir seguridad alimentaria?

¿Cómo vamos a enfrentar la gran incertidumbre que genera la volatilidad de los precios de los alimentos?

¿Cómo vamos a enfrentar las incertidumbres en la producción y la rentabilidad agrícola y los efectos del cambio climático sobre la seguridad alimentaria?

Son preguntas cuyas respuestas afectan a la gente a la que servimos, y por eso requieren de nuestro talento y compromiso para buscar las respuestas idóneas.

Todos nuestros países han hecho compromisos en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y en los acuerdos de la Cumbre de Paris sobre Cambio Climático. Pero es imprescindible que en todos los espacios de integración, insistamos sobre estos temas, identificando acciones concretas que permitan acalnzar estas metas, en un marco de cooperación Sur-Sur o en ocasiones triangular con naciones con mejores condiciones económicas.

El cumplimiento de los compromisos asumidos y la ejecución de las acciones derivadas de estos, no puede esperar.

Como ha dicho John Stuart Mill, “no existe una mejor prueba del progreso de una civilización que el progreso de la cooperación”.

En el mundo en que vivimos hoy, hay quienes apuestan al aislacionismo como política exterior.

Es desde estos organismos que debemos responderles con determinación, mostrándoles las grandes ventajas que resultan de trabajar unidos, propiciando el progreso social y el bienestar de todos, sin importar su ciudadanía.

Los esfuerzos que estamos promoviendo en el marco de la CELAC, deben ser contundentes en el objetivo de una región con mayor igualdad, una igualdad que, como ya he dicho, debe ser sostenible.

Es lo que se desprende del Plan CELAC para la Seguridad Alimentaria, Nutrición y Erradicación del Hambre 2025, que ha sido discutido en el marco de este evento.

Recuerdo con mucho agrado las sesiones de discusión que se desarrollaron en Caracas, en noviembre del 2014, cuando se realizó la primera Cumbre de Ministros sobre este tema. En un ambiente de total confraternidad esbozamos las primeras líneas de lo que hoy es una realidad, un plan oportuno y sostenible, para la alimentación en la región.

Y en ese sentido, el espíritu de colaboración que reina entre los países que conforman la CELAC, es lo que me convence de que, con voluntad política y compromiso social, podemos derrotar la desnutrición y la hambruna, innovando y estableciendo alianzas de impactos entre el Estado, la cooperación internacional, el sector privado, las ONG, las familias y la sociedad en su conjunto.

Para hacer esto posible debemos seguir impulsando acciones contundentes, en el marco de una cooperación internacional eficiente, que tenga a los seres humanos como centro de sus actividades.

Estamos conscientes de que se requiere mucho esfuerzo y de que nadie dijo que sería fácil, pero sí que valdría la pena.

 

Amigos y amigas:

Como la ley entra por casa, ya para despedirme y no contribuir a su hambre, permítanme finalmente felicitar la labor incansable de FAO, CELAC, CEPAL, ALADI y todos los organismos internacionales que se han apropiado del tema para lograr nuestro cometido.

Reciban en nombre del Presidente Danilo Medina y del mío propio, el mayor reconocimiento por su labor.

Agradezco por igual a todos los participantes de este magno evento. Espero que hayan podido disfrutar de la hospitalidad y el amor cibaeño, que no tienen comparación, en este, el primer Santiago de América, ciudad que es bien llamada la “Ciudad Corazón”.

Reconozco por igual los aportes invaluables de las instituciones locales que hemos servido de contraparte para este evento, especialmente el Ministerio de Agricultura, quien mostró las excelentes iniciativas innovadoras que hemos desarrollado en el país, como referente para la región.

Y por igual al equipo del Gabinete de Políticas Sociales, que me honro en presidir.

Quiero felicitar y agradecer especialmente a nuestro Canciller estrella, Andrés Navarro, un hombre de Dios, de mente clara y corazón puro, que ha asumido este gran reto de una nueva diplomacia dominicana, y a todo el equipo del Ministerio de Relaciones Exteriores, por llevar a buen puerto esta agenda tan ambiciosa que ha desarrollado la CELAC para este 2016.

Señoras y Señores:

Mi querido Cibao, Pueblo Dominicano:

Hoy que concluímos las sesiones de trabajo, que cerramos los micrófonos y apagamos las luces del evento, no puedo sino recordar al gran libertador de América, Simón Bolivar, y su sencilla pero poderosa frase: “En la unión está la fuerza”.

Solo unidos podremos construir un mundo justo y solidario, que es lo que todos y todas aspiramos.

Nos corresponde el deber de asegurar bienestar a nuestras sociedades.

Juntos podemos vencer los obstáculos que enfrenta nuestra ciudadanía.

Latinoamérica Unida jamás será vencida.

Muchas Gracias. Dios les bendiga.

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