Nutrir a la sociedad con un capital humano más calificado y efectivo

  • Para superar las barreras de la pobreza y lograr resultados educativos satisfactorios, se tiene que pensar en mejores prácticas de gestión escolar. 
  • Con un aprendizaje de calidad logramos generar conocimiento y promover la prosperidad compartida, una herramienta para que la población más vulnerable pueda romper con el círculo de la pobreza.
  • Hemos apostado a la creación de capital humano calificado y con valores para erradicar la pobreza, porque solo a través de la educación se puede transformar la vida de toda una sociedad y romper las cadenas que atan a la exclusión y la desigualdad.

Señor Samuel Conde, Presidente de Acción Empresarial por la Educación (EDUCA);

Señor Samuel Herrera, Decano de Postgrado de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra;

Señora Carolina González, Especialista en Protección Social y Salud del Banco Interamericano de Desarrollo;

Señora Anna Hernández, Directora del Observatorio de Políticas Sociales y Desarrollo de la Vicepresidencia;

Señor Darwin Caraballo, Director Ejecutivo de EDUCA;

Señor Carlos Isaías Ramos, Consultor principal del estudio;

Señor Víctor Sánchez, Viceministro de Educación;

Miembros de esta comunidad académica;

Funcionarios y funcionarias;

Amigos y amigas:

Me complace mucho estar con ustedes hoy, para revelar los resultados de un estudio muy esperado para nosotros, en el que se exploran elementos críticos para hacer de la educación dominicana, en especial de la educación pública, una de mayor calidad y a la que todos nuestros niños, niñas y jóvenes puedan tener acceso en igualdad de condiciones.

Nosotros concebimos el Observatorio de Políticas Sociales y Desarrollo de la Vicepresidencia, con el propósito de aportar a la mejora de la gestión del conocimiento en los temas de pobreza, desarrollo e inclusión social, mediante el análisis y el estudio de la realidad social dominicana.

Hoy damos un paso en ese sentido, aliándonos con Acción Empresarial por la Educación (EDUCA), con quienes firmamos un Convenio Interinstitucional para llevar a cabo esta investigación titulada “Una aplicación de escuelas efectivas en la República Dominicana”, convencidos de que el aprendizaje y la educación son fundamentales para el desarrollo.

Con un aprendizaje de calidad logramos generar conocimiento y promover la prosperidad compartida, una herramienta para que la población más vulnerable pueda romper con el círculo de la pobreza.

La sociedad dominicana ha reconocido el impacto de la educación en el progreso del país y desde 2012 el Gobierno ha expandido rápidamente el presupuesto público destinado a la educación preuniversitaria, después de décadas de baja inversión. En 2017, aproximadamente 1 de cada 5 dólares del presupuesto público fue invertido en el sistema educativo.

Este aumento de recursos ha venido de la mano de una serie de reformas para impactar la cantidad y calidad del servicio educativo en múltiples dimensiones.

Como muchos saben, estas reformas incluyen incrementos en los salarios de los docentes y las horas de capacitación profesional, la construcción y ampliación de nuevos centros educativos, la reducción del número de alumnos por aula, la jornada extendida, el almuerzo escolar, la definición de un nuevo diseño curricular centrado en la evaluación por competencias para todos los niveles y grados; así como los programas sociales que estamos trabajando en apoyo a la educación desde la Vicepresidencia de la República.

Sin embargo, es importante reconocer que aún quedan centros donde estos efectos no han llegado, y que el desempeño de los estudiantes, aunque con tendencia a la mejora, aún no alcanza las expectativas sociales generadas. En adición, la literatura demuestra que las reformas educativas planificadas desde un enfoque vertical muchas veces dificultan la implementación de las políticas en el terreno, ya que pueden no corresponder a la diversidad de contextos que presentan tanto los centros educativos como sus estudiantes.

Tenemos que considerar, además que, el desempeño de los centros educativos está condicionado hasta cierto punto por factores económicos y socioculturales del estudiantado.

Es evidente que las condiciones socioeconómicas, especialmente el ingreso del hogar y el nivel educativo alcanzado por los padres, afectan la nutrición, la salud y la estimulación temprana de los infantes. La carencia de estos elementos se traduce en brechas que, por lo general, resultan en bajas tasas de matriculación, bajo logros de aprendizaje y altas tasas de abandono.

De hecho, en el informe de factores asociados de las pruebas regionales de TERCE, los estudiantes de tercero y sexto grado provenientes de hogares con carencias económicas y materiales, alcanzaron puntajes significativamente más bajos que sus pares cuyo nivel socioeconómico era más alto; sin mencionar que también en otras pruebas internacionales estandarizadas como PISA, los estudiantes dominicanos obtienen las posiciones más bajas entre los países evaluados.

Esto es muestra de que aún enfrentamos retos impostergables.

Pero hay noticias muy positivas, los resultados de los perfiles escolares de la República Dominicana, elaborados por UNESCO a partir de las pruebas TERCE, también revelan la existencia de escuelas que se destacan; es decir, que hay algunos centros educativos que alcanzan puntajes muy por encima de lo esperado, aún a pesar del índice socioeconómico del estudiantado.

Esto da cuenta de que no todos los centros en el sistema educativo son incapaces de compensar las diferencias existentes entre los estratos socioeconómicos. Además, sugiere que las políticas educativas implementadas en el centro pueden generar capacidades más allá de las que el contexto social permitiría en ausencia de una intervención efectiva.

Y esto es algo esperanzador.

Ya sabemos que posiblemente, para superar las barreras de la pobreza y lograr resultados educativos satisfactorios, se tenga que pensar en mejores prácticas de gestión escolar. Dejaré entonces que el equipo de consultores que coordinó el Observatorio de Políticas Sociales y Desarrollo, sea quien les exponga de manera más amplia, cuáles mejores prácticas fueron identificadas como promisoriamente efectivas.

Quiero felicitar efusivamente al equipo del Observatorio, en especial a Anna Hernández, por la pasión que han puesto a esta investigación, con un tema que es de tanta importancia para el futuro de la nación.

Y quiero agradecer a EDUCA y a su presidente, Samuel Conde, por confiar en nuestro equipo y por ser unos socios de una valía extraordinaria. Estoy segura de que seguiremos trabajando juntos.

No nos detendremos aquí. Próximamente trabajaremos una investigación sobre el desayuno escolar y su impacto en la nutrición, que como ya se ha dicho, es vital para la educación, porque todos sabemos que el mal comío no piensa.

Sepan que nuestro país ha apostado a la educación como la esperanza de un mejor presente y futuro.

Hemos apostado a la creación de capital humano calificado y con valores para erradicar la pobreza. Porque solo a través de la educación se puede transformar la vida de toda una sociedad y romper las cadenas que atan a la exclusión y la desigualdad.

Muchas gracias.

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