Un canto por la paz y la prosperidad

  • Este día constituye una nueva oportunidad para unir nuestras fuerzas en contra de la discriminación y celebrar el derecho de todas las personas a la dignidad.
  • La discriminación nos divide y resta valor a la humanidad, cuando lo que necesita el mundo es sumar a todos los que están dispuestos a vivir en paz y prosperidad, para así multiplicar el bienestar social.
  • En este Día de la Cero Discriminación hagamos el compromiso personal de poner fin a la discriminación en todas sus formas: por género, identidad de género, raza, edad, discapacidad, origen étnico, orientación sexual, religión, lengua, condición médica o cualquier otro motivo.

Su Excelencia Gianluca Grippa, Embajador de la Unión Europea en República Dominicana;

Y en él, me permito dar un saludo especial a los demás Embajadores y Miembros del Cuerpo Diplomático y Consular, al igual que los Representantes de Organismos Internacionales acreditados en nuestro país;

Miembros del empresariado, funcionarios gubernamentales, autoridades civiles y militares;

Miembros de las Organizaciones No Gubernamentales;

Público presente,

Miembros de la prensa;

Amigos y amigas:

Este día constituye una nueva oportunidad para unir nuestras fuerzas en contra de la discriminación y celebrar el derecho de todas las personas a la dignidad.

Agradezco la presencia de todos Ustedes en esta tarde, por unirse a este canto de paz y prosperidad para un planeta tierra donde todos tengamos los mismos derechos. En especial, quiero agradecer a la Unión Europea, en la persona de Gianluca Grippa, Su Embajador Representante, su ahínco y determinación para conmemorar esta fecha tan importante han sido una gran inspiración.

Lamentablemente, los actos discriminatorios ocurren a nuestro alrededor todos los días. Muchas veces nos hacemos de la vista gorda porque pensamos que quizás no nos afectan.

Pero pecamos de ingenuos si pensamos así.

El racismo, la xenofobia, la homofobia, la discriminación a la mujer, a los discapacitados, a las creencias de una persona o a su ideología, la discriminación a las creencias culturales, a la apariencia física o a la condición económica, son, sin ninguna duda, el reflejo de los peores sentimientos que puede albergar un ser humano en su corazón.

Tenemos que enfrentar con determinación cada una de esas malvadas manifestaciones, donde quiera que las veamos: en el trabajo, en la escuela, en la comunidad o en la casa.

Porque nos afecta a todos.

La discriminación en cualquiera de sus formas, debilita la cohesión social, limita el acceso de una gran parte de la población al desarrollo individual y colectivo, estigmatiza a millones alrededor del mundo, lo que les inhibe a la hora de integrarse a la sociedad.

En fin, la discriminación nos divide y resta valor a la humanidad, cuando lo que necesita el mundo es sumar a todos los que están dispuestos a vivir en paz y prosperidad, para así multiplicar el bienestar social.

Es una epidemia a la que hay que ponerle punto final.

¿Quién es perfecto? ¿Acaso no somos todos iguales? ¿No nos hizo Dios a su imagen y semejanza? Nuestros rasgos, nuestras cualidades y condiciones no nos diferencian, nos hacen únicos y especiales.

En este Día de la Cero Discriminación hagamos el compromiso personal de poner fin a la discriminación en todas sus formas: por género, identidad de género, raza, edad, discapacidad, origen étnico, orientación sexual, religión, lengua, condición médica o cualquier otro motivo.

Humano no es aquel que trata a su hermano como si fuera diferente, como si fuera superior; humano es aquel que abraza las diferencias y las convierte en actos de amor y solidaridad.

Vamos a hacernos sentir, alcemos nuestras voces en contra de la discriminación para que construyamos juntos el futuro que se merece la humanidad, un futuro para todos.

 

¡Bienvenidos! ¡Muchas Gracias!

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