Romper el círculo vicioso de la pobreza
- Combatir la pobreza es hacer que la gente obtenga ingresos dignos, viva dignamente y sienta la dignidad que tiene como ser humano.
- El IPM nos permite analizar la pobreza desde otras perspectivas que no se han tomado en cuenta hasta el momento: bienestar humano, salud, brecha digital, seguridad ciudadana, al entorno y medio ambiente, entre otros.
- Diseñar políticas públicas a partir de los resultados del IPM, nos permitirá crear un sistema que verdaderamente transforme la pobreza en bienestar y prosperidad para todos sin excepción.
Amigos y amigas:
La pobreza va más allá del dinero, es un monstruo de varias cabezas. Y para vencerlo tenemos que atacarlas todas.
Es el resultado de múltiples factores y vertientes, que pueden perpetuarla y reproducirla en un círculo vicioso que traspasa generaciones. Esto nos exige que para combatirla eficazmente, contemos con una radiografía de la gente y de su comunidad que nos permita desarrollar mejores intervenciones y estrategias, que impacten positivamente en su calidad de vida.
Es por eso que desde la Vicepresidencia de la República nos propusimos optimizar las metodologías de medición que se han aplicado hasta el momento, porque consideramos que es una oportunidad importante para nuestro Gobierno, que va en la línea de la ambiciosa agenda que ha adoptado el mundo para el 2030: los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Y esa labor la hemos realizado desde el Sistema Único de Beneficiarios, la institución a cargo de hacer esa radiografía de la pobreza en el país, y poner a disposición de las instituciones públicas la información más fiable para la formulación de mejores políticas públicas y la asignación más eficaz de recursos
Desde hace casi 20 años, el país viene trabajando con el Índice de Calidad de Vida, que ha sido la fórmula científica que ha implementado el SIUBEN para identificar a las personas pobres del país, de manera que, con toda transparencia, puedan formar parte de los programas sociales.
Es un concepto de focalización del combate a la pobreza. Esto significa racionalizar y centrar los recursos en una población claramente identificada y definir las políticas y los programas en función de las características de dicha población a fin, en pocas palabras significa llevar los beneficios sociales a quienes de verdad lo necesitan.
Desde que asumí la Coordinación del Gabinete Social, en el año 2012, he estado comprometida con la focalización ya que permite duplicar la eficiencia y aprovechar los siempre escasos recursos, al máximo.
Y para que esto sea posible, hay que auxiliarse de las ciencias y de la investigación.
Por eso, hemos hecho grandes esfuerzos para que el Sistema Único de Beneficiarios fortalezca su rol como entidad a cargo de la identificación de las personas pobres de país y del seguimiento a los indicadores que le impactan.
Las informaciones que emanan del SIUBEN son cada vez más pertinentes y útiles para que las instituciones del Estado, puedan crear mejores respuestas a las necesidades de nuestros ciudadanos.
Ahora bien. Como todo en la vida, la pobreza que enfrentamos está en constante evolución.
En el 2012 conocí el gran esfuerzo que realiza el Departamento de Pobreza y Desarrollo Humano de la Universidad de Oxford (OPHI por sus siglas en inglés).
Con ellos hicimos una gran alianza para implementar en la República Dominicana el método de medición multidimensional de la pobreza, que ellos desarrollaron, conocido como IPM o Índice de Pobreza Multidimensional.
A todos ellos les agradezco su colaboración y apoyo, en especial a Sabina Alkire, a John Hammock y a James Foster. Y por igual, al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, en la persona de Lorenzo Jiménez de Luis, quienes al igual que nosotros, creen en este nuevo enfoque y nos han apoyado a implementarlo.
Como han podido apreciar, desde aquel 2014 que conocí el IPM, hemos recorrido un largo camino.
Incluyendo mesas técnicas que reunieron a todas las instituciones que laboran con indicadores vinculados a la pobreza, incluyendo al Comité de Pobreza, del que forman parte el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo, el Banco Central, la Oficina Nacional de Estadísticas y otras instituciones más.
Este recorrido nos trae hasta este momento, en el cual presentamos al país el Índice de Pobreza Multidimensional de la República Dominicana, como la herramienta más importante con la que cuenta el país para comprender la pobreza, de forma tal que podamos combatirla con mayor determinación.
Amigos y amigas:
OPHI ha construido un IPM Global, es decir, un raking de los países del mundo donde han aplicado la metodología, que permite, por ejemplo, que República Dominicana se compare con Ghana o con Laos. OPHI ha medido a todos los países con la misma vara.
De igual forma, la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL), con el apoyo de OPHI, ha desarrollado un IPM de América Latina, que permite que República Dominicana se pueda comparar con Guatemala o con Argentina.
Los resultados de este último fueron presentados la semana pasada por el Ministro de Economía, Planificación y Desarrollo.
Sin embargo, la herramienta que hoy presentamos, inserta a la República Dominicana en un selecto grupo de países que han desarrollado su propio IPM y nos convierte en pioneros en la región del Caribe.
¿Y Para qué?
Pues para comparar las características de la pobreza de Juan Bonilla de Los Manguitos con la de María Suazo de Capotillo. Para comparar las limitaciones de Vicente Noble con Jaquimeyes; las de Higüey con las de Santiago Rodríguez.
El IPM-RD se adapta a cada realidad.
Y nos permite analizar la pobreza desde otras perspectivas que no se han tomado en cuenta hasta el momento en el país, estudiando con mayor profundidad factores relacionados al bienestar humano, a la salud, a la brecha digital, a la seguridad ciudadana, al entorno y medio ambiente, entre otros.
Con esta herramienta se podrá determinar las privaciones reales de Juan Bonilla, si la razón principal de su pobreza es la desnutrición, o la falta de acceso a agua potable o, quizás, la carencia en educación.
Veamos a Juan Bonilla, un electricista que ingresa mensualmente RD$ 20,000. Si solo vemos cuánto produce, diríamos que Juan no está bajo la línea de pobreza. Pero desconocemos que Juan tiene 5 hijos, que su esposa está enferma, y que esta situación le ha impedido invertir para tener una vivienda digna. Además Juan vive en una comunidad donde su esposa no tiene la atención de salud adecuada para tratar su enfermedad, ni aplica para el plan básico de salud. Una realidad común entre muchos dominicanos.
La gran ventaja y el gran aporte del IPM, es que nos permite conocer las necesidades de cada ciudadano pobre del país. No nos vamos a limitar a decir que Juan Bonilla y su familia son pobres. Vamos a saber a ciencia cierta cuales son los factores que inciden en esa situación y el por qué.
Con el IPM no vemos estadísticas, vemos seres humanos en todas sus dimensiones.
Esto mismo lo podremos hacer a nivel de barrio, de municipio y de provincia.
Sabremos si la principal causa de pobreza de un municipio es la falta de un acueducto, porque la mayor parte de su población no tiene acceso a agua potable y, por ende, eso pesa en su indicador de pobreza.
Como ven, diseñar políticas públicas a partir de los resultados del IPM, nos permitirá diseñar un sistema que verdaderamente transforme la pobreza en bienestar y prosperidad para todos sin excepción.
Esta es la novedad del IPM-RD.
Pero, amigos y amigas, además de ampliar y profundizar el estudio de la pobreza, el IPM-RD nos entrega un mecanismo más innovador de gestión pública.
¿Por qué?
Porque aporta a una gestión pública más transparente y coordinada;
Porque identifica áreas de oportunidad de desarrollo;
Porque permite ejecutar acciones focalizadas;
Porque optimiza los recursos de la inversión social;
Porque garantiza un monitoreo y evaluación de los avances para el logro de los objetivos de reducción de la pobreza con una medición científica y objetiva, a partir de una metodología robusta, respaldada por la Universidad de Oxford.
Porque aporta al cumplimiento y seguimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible;
En fin, porque constituye un instrumento valioso para crear comunidades sostenibles, en las que podamos convertir la inversión pública y social en círculos virtuosos de productividad e inclusión.
El IPM-RD contempla nuevos indicadores.
Hasta el momento en nuestro país solo tomábamos en cuenta los ingresos, el nivel educativo, la calidad de la vivienda, los servicios básicos y la demografía del hogar.
El IPM-RD consta ahora de 5 dimensiones y 24 indicadores, divididos en salud; educación y cuidado infantil; sustento y trabajo; vivienda y entorno y; brecha digital y convivencia.
Y debo resaltar que somos el primer país que incluye violencia de género, emprendimiento y el acceso a las tecnologías de la información y la comunicación, como indicadores que pesan sobre la pobreza. Porque estoy convencida que la violencia de género es un lastre que nos aleja del desarrollo y porque las TIC ofrecen una oportunidad de progreso, y son un potente instrumento para el empoderamiento social y económico.
Esto va en la línea del objetivo que ha planteado el Presidente de la República, licenciado Danilo Medina, con la implementación República Digital, de Ciudad Mujer y del apoyo al sector de pequeños productores, a través de las visitas sorpresa.
Los pilotos que hemos implementado al medir estas dimensiones, arrojan que la pobreza multidimensional del país está centrada en la dimensión de la salud, lo que confirma la necesidad de que esta sea una prioridad para el Gobierno dominicano, como lo ha sido hasta ahora.
Los resultados también arrojan la necesidad de aumentar la inversión en la vivienda y el entorno, porque es el segundo indicador que pesa más sobre las familias pobres del país.
A partir de Octubre de este año, el SIUBEN realizará el tercer Estudio Socioeconómico de Hogares, un levantamiento nacional que llevará a más de 4 mil empadronadores a 2.4 millones de hogares, realizando una radiografía de la calidad de vida de 8.6 millones de personas.
A ellos les aplicaremos el Índice de Pobreza Multidimensional.
Estamos convencidos que con ello obtendremos informaciones valiosas sobre la vulnerabilidad de los más carenciados, porque estoy consciente de que la superación de la pobreza no se limita a sobrepasar las privaciones materiales, sino también propiciar el bienestar y el desarrollo humano.
Amigos y amigas:
No puedo dejar de felicitar al extraordinario equipo del Sistema Único de Beneficiarios, que se han dedicado en cuerpo y alma a convertir el IPM-RD en una realidad.
Ellos, al igual que yo, creen que las políticas públicas, para ser eficientes, tienen que sustentarse en la investigación.
Sin información fiable, precisa y pertinente, los programas que emprende el Gobierno no podrán obtener el resultado deseado y, en consecuencia, se hará un uso poco eficiente de los recursos.
El dinero es necesario para llevar a las personas de la pobreza al bienestar, pero para saber dónde invertir ese dinero, primero tenemos que comprender, a ciencia cierta, su realidad social.
Estamos listos para implementar el IPM-RD, un aporte extraordinario en la labor de combatir la pobreza.
Porque combatir la pobreza es hacer que la gente obtenga ingresos dignos, viva dignamente y sienta la dignidad que tiene como ser humano.
Hoy tenemos una gran oportunidad.
Hoy nos damos cita aquí porque compartimos la creencia de que una sociedad con mayor igualdad es posible.
Esta generación tiene la obligación de acabar con la desigualdad y la exclusión de todo tipo.
Tenemos la obligación de proteger nuestras personas más vulnerables y nuestro medioambiente.
Una sociedad con una mejor calidad de vida, es posible.
Muchas Gracias.
¡Qué Dios les bendiga!