Por un futuro promisorio para nuestros adolescentes
- Los jóvenes son el motor que impulsa esa gigantesca máquina que nosotros conocemos como nación y que para que pueda marchar bien, con fuerza y precisión, necesita que su motor, esté en óptimas condiciones de salud.
- El embarazo adolescente es un tema de alta prioridad en la agenda nacional, razón que nos ha llevado a armonizar los planes operativos de las distintas instituciones que inciden en la solución de esta realidad social, movilizando a lo interno de sus instituciones la voluntad política desde el argumento técnico, reorientando la inversión de los recursos hacia un solo esfuerzo de Estado.
- El instrumento de planificación que hoy socializamos busca una verdadera coordinación institucional donde estén incorporado todos los sectores y que exista un permanente ejercicio de rendición de cuentas que fortalezca el sistema de monitoreo y evaluación que se ha diseñado.
Queridos amigos y amigas,
Este 2019 entró con una noticia preocupante. El primer bebé del año salía del vientre de una madre adolescente, que no tiene ni la más mínima idea de las responsabilidad de criar a un hijo, que tampoco tiene un plan de vida útil y productivo, y para colmo, con una pareja que no dispone de los recursos ni de la estabilidad emocional para enfrentar junto a ella esta gran batalla.
Es una realidad que se repite constantemente en barrios, comunidades, campos y ciudades del país, cercenando el futuro de nuestros adolescentes, embargando el futuro de nuestro país, porque no estaban preparadas ni física, ni emocional ni intelectualmente para traer al mundo a un niño o niña, a quien, por demás, tendrán poco o nada que entregarles, alejándose así la oportunidad de un futuro promisorio.
La realidad que enfrentamos es que el 22% de nuestras adolescentes son madres o han estado embarazadas alguna vez y, una de cada cinco muertes maternas corresponde a una joven menor de 20 años.
Comparado con el resto de América Latina y el Caribe, nuestras adolescentes quedan embarazadas 34% más veces, lo que es aún más preocupante, si tomamos en cuenta que la tasa de fecundidad tiene una tendencia a la baja a nivel mundial.
¿Cómo se les aleja ese futuro promisorio? El 52 % de las madres adolescentes se dedican a quehaceres domésticos, lo que quiere decir que no logran acceder a mejores puestos de trabajo.
Son víctimas de la deserción escolar. Se exponen a riesgos de salud considerables y muy diversos, y la gran mayoría queda muy inestable emocionalmente, lo que las lleva a una búsqueda permanente de parejas y subsecuentes embarazos.
También se refleja en que cada niño que nace en un hogar pobre en República Dominicana, reduce la probabilidad de que este hogar pueda salir de la pobreza en 5.9 puntos porcentuales, un retraso bastante considerable y que tiene como consecuencia la transmisión intergeneracional de la pobreza.
Por esta preocupación – y otras más -, como Gobierno, como ciudadanos responsables y por qué no, como madre de hijos e hijas adolescentes; hemos hecho mucho énfasis en el abordaje de la salud integral de los adolescentes, con énfasis en la reducción de embarazos y mortalidad materna.
Estamos inmersos en la articulación de respuestas a la problemática del embarazo en población adolescente, seguros de que contamos con el compromiso de todos los sectores de la población: académicos, políticos, instituciones públicas y privadas, iglesias, organizaciones no gubernamentales, empresas y organismos internacionales y de cooperación.
El embarazo adolescente es un tema de alta prioridad en la agenda nacional, razón que nos ha llevado a armonizar los planes operativos de las distintas instituciones que inciden en la solución de esta realidad social, movilizando a lo interno de sus instituciones la voluntad política desde el argumento técnico, reorientando la inversión de los recursos hacia un solo esfuerzo de Estado, donde prime la coherencia programática y la ejecución intersectorial e interinstitucional.
Solo así podemos comenzar a ver resultados medibles y alineados a todos los instrumentos de planificación del Estado dominicano y los compromisos internacionales.
Asimismo, el instrumento de planificación que hoy socializamos busca una verdadera coordinación institucional donde estén incorporado todos los sectores y que exista un permanente ejercicio de rendición de cuentas que fortalezca el sistema de monitoreo y evaluación que se ha diseñado.
No desconocemos los amplios esfuerzos que se han realizado desde que tuvimos el Plan Nacional de Prevención del Embarazo en Adolescentes 2011-2016. Lo que hemos hecho es desarrollar un muy renovado e integrador Plan de Respuesta eficaz para el período 2019-2023, como una política pública que aprende de las lecciones que nos dejó el plan anterior y con responsabilidades muy específicas para cada actor.
Hoy estamos diciendo al país que este plan integra todas las herramientas gerenciales requeridas, que incorpora iniciativas innovadoras que buscan modificar el problema que nos ocupa.
El plan PREA contiene también un cuadro de mando y equipo técnico de seguimiento que nos garantice que transitamos por el camino correcto y, finalmente, una propuesta de comisión de alto nivel, que expresa el compromiso político de cambiar.
Felicito y agradezco a las decenas de organizaciones e instituciones públicas y privadas, que han asumido este compromiso con mucha dedicación, porque del éxito de este plan depende el futuro de los adolescentes de nuestro país.
Agradezco enormemente a nuestros socios estratégicos que nos han acompañado en esta labor: el Banco Interamericano de Desarrollo, la Organización Panamericana de la Salud, UNICEF y ONU Mujeres.
En especial, quiero agradecer al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, que ha hecho un aporte de 250 mil dólares para la implementación de este plan, un testimonio del firme compromiso de esta institución con el desarrollo humano en la República Dominicana.
Amigos y amigas:
Creo firmemente en que la juventud es la garantía para el desarrollo de nuestro país.
Que los jóvenes son el motor que impulsa esa gigantesca máquina que nosotros conocemos como nación y que para que pueda marchar bien, con fuerza y precisión, necesita que su motor, esté en óptimas condiciones de salud.
Ese “motor”, que es nuestra juventud dominicana, se encuentra en riesgo, porque hoy se encuentra amenazada por un problema, que a mí en lo personal, me desgarra el alma;
Un importante pensador llamado Amartya Sen se preguntó: ¿cómo se mide el desarrollo de un país? ¿Por sus riquezas? ¿Por la cantidad de carros de lujos? ¿Por la cantidad de bancos o cuentas bancarias que hay?
Su conclusión fue que el desarrollo de un país debe medirse por la calidad de vida de su gente, no por sus riquezas.
Todos coincidimos en que hay dos componentes esenciales para esa calidad de vida, que son la salud y la educación.
El embarazo adolescente es una amenaza a ambos y es nuestro deber ponerle fin.
Éxitos y manos a la obra.