Cambiar el capitalismo
La destacada economista Mariana Mazzucato se ha convertido en una de las lecturas más interesantes durante este tiempo de pandemia. En pocos días presentará una guía para “cambiar el capitalismo”, un tema que resuena mucho en nuestros oídos porque en otras ocasiones hemos escrito sobre la necesidad de un “capitalismo cívico”, enfocado en la importancia de remediar las grandes brechas en la distribución de los recursos económicos.
El llamado que hace Mazzucato se enfoca en la necesidad de reestructurar el capitalismo “para que sea más inclusivo, sostenible y enfocado en la innovación”, pasos fundamentales para enfrentar la brecha digital, la pandemia y los retos que enfrentan las ciudades. Ante los devastadores efectos de la crisis generada por el coronavirus, la única forma de devolver el optimismo a la humanidad es asumiendo los cambios que por muchas décadas hemos pospuesto.
Klaws Schwab, fundador y mecenas del Foro de Davos, también ha presentado una obra extraordinaria que apunta a la misma dirección, planteando la pregunta de si los Gobiernos, el sector privado y las distintas fuerzas sociales aprovecharán la situación presente para emprender los cambios necesarios o si, por el contrario, simplemente volveremos a caer en los mismos vicios que nos afectaban antes de la pandemia.
Para que la humanidad retorne al sendero del crecimiento sostenible es preciso cuestionar los fundamentos del capitalismo y del sistema político a los que nos suscribimos después de la Segunda Guerra Mundial, porque hoy en día están creando desigualdad social, están agotando nuestros recursos económicos, generan descontento social y obstaculizan las inmensas posibilidades de desarrollo que tiene la humanidad.
En el marco del Foro de Davos que se ha celebrado esta semana de manera virtual, Schwab y Mazzucato debatieron ampliamente sobre el futuro del capitalismo. Mientras Schwab reivindica la necesidad de que el sector privado se concentre en generar valor para la sociedad, no solo para los accionistas, Mazzucato reitera la importancia de que esa tarea también sea asumida por los Gobiernos, como catalizadores de las innovaciones que requiere el sector privado para generar valor, una idea que ya ella ha establecido con genialidad en su obra sobre el Estado emprendedor.
Tiene razones de sobra para insistir sobre el rol de los Gobiernos, sobre todo si observamos que los momentos en la historia en los cuales la humanidad ha creado más valor, están marcados por una alianza entre sector público y privado, en base al desarrollo de la ciencia y la innovación. Son los momentos que han generado saltos cualitativos para la humanidad y todos, sin excepción, han estado precedidos por un momento de crisis mundial, como sucede en la actualidad.
La República Dominicana no puede estar ajena a esta discusión que marcará la próxima década de los debates políticos, económicos y sociales. El capitalismo, como lo conocemos, está muriendo. El reto es crear un sistema mejorado, aprendiendo de las fallas que tiene el actual y marcando el camino hacia un futuro de prosperidad con inclusión.